lunes, 16 de enero de 2012

LA PRESA

Uno de los efectos que había provocado la infección, era que las personas no infectadas habían abandonado las grandes ciudades y habían vuelto al medio rural, donde era mucho más fácil subsistir y la presencia de infectados era mucho menor.

En el éxodo de la población al campo era frecuente encontrarme con columnas de refugiados que escapaban de las ciudades y se distribuían en campamentos por zonas rurales, cuanto más alejadas de los núcleos urbanos mejor.
Fue entonces cuando me encontré con el grupo de Borja. Era una columna de refugiados compuesta por unos 50 camiones, los primeros militares, los últimos de todo tipo y condición, incluso varios trailers.
Se dirigían a un valle que en su día era un parque natural protegido, donde las posibilidades de que hubiera infectados era mínima.
Lo que me llamo la atención es que, al contrario de otras columnas de refugiados con las que me había cruzado antes, la de Borja me ofreció unirme a ellos y a pesar de rechazar la oferta me ofrecieron comida y medicamentos, aunque ellos mismos estaban escasos de ambos. Estos eran los detalles que me hacían tener fe en la raza humana.

Una semana después de este encuentro, yo me encontraba bastante deprimido. El frío y dos semanas seguidas de lluvias torrenciales que apenas me permitían salir del BMR hacían mella en mi ánimo. Aunque era una zona muy segura, sin infectados y con abundante caza, el aburrimiento me estaba matando. Entonces el sonido de un motor y las luces de lo que parecía un camión rompieron la monotonía del momento.
Mi primer pensamiento fue dejarlo pasar y no complicarme la vida, pero mi deseo de ver y hablar con otras personas para romper la monotonía venció esta resistencia, así que me lancé a su encuentro.

Les espere en la cuneta. Como imaginé, cuando me vieron pararon a una distancia prudencial. Yo esperaba apoyado en la puerta del BMR y con la pistola montada en la espalda por si acaso. Se bajo una de las tres personas que había en la cabina del conductor y se acerco a mi, aparentemente desarmado.

- Vaya, parece que nos encontramos de nuevo - Me dijo ofreciéndome la mano. La voz me sonó familiar, era Borja, el líder del grupo que me había cruzado aproximadamente una semana antes.
- ¿No estáis un poco lejos del parque natural? ¿Algún contratiempo? - Le pregunte sorprendido ya que me los imaginaba muy lejos de aquí.
- más que un contratiempo, es una precaución, nos hemos instalado en el valle, unos km más abajo, pero lleva lloviendo varios días y vamos a inspeccionar la presa, desde la hecatombe no ha tenido mantenimiento y no queremos llevarnos un susto.
- La presa esta unos 45 Km. más arriba, tenéis que ir con cuidado, a 7 Km. de aquí un desprendimiento a dejado intransitable la carretera, eso sin contar las ramas, árboles y otros objetos (cuerpos) que podéis encontrar en el camino.
- ¿Por qué no nos acompañas? Nos vendría muy bien una persona que conociera la zona, luego si quieres puedes quedarte con nosotros o si no, cada uno por su lado.

Lo normal en mi era decirle que no, pero tenia ganas de hablar con alguien y la tranquilidad de los últimos días me mataba, así que me apunte a la expedición a la presa. ¿Quien sabe lo mismo encontraba algún podrido a quien reventar la cabeza?

Después de varias paradas para retirar objetos de la carretera y de una excursión por el campo para rodear la zona del desprendimiento, llegamos a la presa.
Era un presa de arco-gravedad, de hormigón. Tenía una altura de cerca de 200 m y una longitud de unos 350. En la base la presa había una central hidroeléctrica con forma de U. No se me había ni siquiera pasado por la cabeza que este mastodonte estuviera aquí.
Mientras la miraba sorprendido se unieron a mi los restantes miembros del camión, Borja me los presento a todos, en total eran ocho. Llamaba la atención uno de ellos, pues era la única mujer que había en el grupo, Borja la presento como Ingeniera y dijo que su nombre era Mia, era de origen asiático, con el pelo largo, negro y gafas que la daban una pinta de intelectual rara en esa época, era la única que tenia conocimiento del funcionamiento de la presa y de la central hidroeléctrica, los demás simplemente eran apoyo o escolta.

Ella solo prestaba atención a la presa, su mirada estaba fija en el embalse y reflejaba pánico o preocupación, no sabría definirla.

- Dios mío, hay que encender las turbinas rápidamente – Grito mientras todos nos mirábamos sin decir nada y sin saber que hacer.
- La presa esta a punto de rebosar, las turbinas están apagadas y no dejan pasar agua, eso ha hecho que la presa se llene y esta a punto de colapsar- Continúo gritando y haciendo aspavientos.
- Cálmate, ¿Que tenemos que hacer? - le pregunto Borja, sujetándola por los hombros.
- Hay que bajar a la central y ponerla en funcionamiento, espero que no sea tarde, además alguien debe ir al campamento, hay que evacuarlo lo antes posible, no se cuanto tiempo tenemos.

Entonces Borja dio ordenes a dos de los hombres para que cogieran el camión y volvieran rápidamente al campamento. Mientras les daba instrucciones yo analizaba la zona, la presa era tan grande que debía de ser una atracción turística, había dos autocares y muchos coches en la zona del aparcamiento, y si los autocares aun estaban aquí ¿Dónde estaban los turistas? Aparentemente no había movimiento, ¿se habrían dispersado por la montaña? ¿Seguiría alguno dentro? Borja se acerco a mi, los tipos del camión habían partido, me dijo.

- Nosotros seis vamos a bajar a la central, tú ya has hecho demásiado, quédate aquí y vigila, avísanos si ves algo.- Sabia que yo no iba a permitir que ninguno de esos tipos se quedara solo como mi preciado vehículo. Asentí con la cabeza y antes de que pudiera advertirles, ya estaban bajando por unas escaleras que llevaban a la central.

Pasaron unos minutos en los que el silencio fue casi absoluto, solo el sonido de algunos grillos y la soledad de la noche, luego, volvió a llover, eso no podía ser bueno. De repente una ráfaga de disparos rompió el silencio, luego más disparos, cada vez más cercanos.
Subí al BMR y apunte la ametralladora hacia la escalera por la que minutos antes había desaparecido el grupo, me imagine que de un momento a otro iban a aparecer perseguidos por una horda de zombis. No me equivoqué, aparecieron corriendo desesperados hacia el BMR, solo tres de los seis que habían bajado, Mia, Borja y otro de los tipos, este iba más retrasado cojeaba y disparaba a su espalda sin apuntar, la horda apareció detrás suya y estaban a punto de alcanzarlo. Afortunadamente yo estaba preparado y abrí fuego con la ametralladora de mi BMR (Browning M2 de 12,70 mm) descargué los 2.500 proyectiles con los que estaba cargada sobre la horda. Quizá me pase un poco, porqué literalmente los deshice en pedacitos.

- ¿Qué ha pasado?- Le pregunte a Borja cuando recupero el resuello.
- Nos sorprendieron, todo parecía tranquilo, encontramos una puerta cerrada y con las prisas no tomamos precauciones, cuando la abrimos estaban allí, se abalanzaron sobre nosotros y antes de que pudiéramos hacer nada los teníamos encima.
- ¿Y los demás? ¿Dónde están los que faltan? - Me temía la respuesta.
- No lo consiguieron - contesto agachando la cabeza con resignación.

En ese momento otro zombi subía por las escaleras, no me moleste en gastar ninguna bala más, me acerque con el AK-47 y le reventé la cabeza con la culata, ese pobre diablo había pagado con su cabeza mi frustración.

 Además teníamos otro problema, el otro tipo cojeaba por que lo habían mordido en la pierna, estaba sentenciado, en breve empezaría a tener fiebre y en pocas horas seria uno de ellos.

- ¿Qué hacemos ahora pregunto, Borja? - La situación le había superado.
- A mi modo de ver, hay dos opciones, o nos marchamos y que la presa reviente o bajamos y terminamos lo que hemos empezado.
- No pienso volver a bajar a ese infierno - dijo Borja.
- Pero si no bajamos será una catástrofe, pueden morir todos los del campamento- intervino Mia, parecía que ella tenia claro que había que volver a bajar, era una chica valiente.
- Bajaremos ella y yo, tengo suficientes armás como para ganar la III guerra mundial, no hace falta que bajéis vosotros - Todos me miraron, Mia con resignación y Borja y el otro tipo con alivio.

Mientras cogía mis armás y me preparaba para bajar, le entregue a Borja una pistola, a ese pobre hombre le quedaban unas horas, luego tenia que pegarle un tiro en la cabeza. Si Mia y yo no habíamos regresado, entonces tendría que hacerlo él.

Empezamos a descender por la escaleras que llevaban a la central hidroeléctrica, no dejaba de llover y la situación apremiaba, el camino era un reguero de zombis, la falta de coordinación y las lesiones en las piernas, los habían ido dejando a lo largo de las escaleras de subida, así que según íbamos descendiendo yo les iba reventando la cabeza. Después de un rato bajando llegamos al final de la escalera, había una puerta y Mia me hizo señas de que esa era la que habían abierto, donde estaban encerrados todos los zombis. Me intentaba imaginar quien los habría encerrado allí dentro, quizá algún turista enfermo hizo que los dejaran a todos juntos en cuarentena, estaba claro por la ropa que llevaban que eran turistas. Quizás detrás de esa puerta estarían las respuestas.


Le dije a Mia que esperara en silencio, yo entre con mi linterna pegada con cinta adhesiva al AK-47. Los zombis estaban devorando a dos de los hombres de Borja, lo cual me dio el tiempo suficiente para poder finiquitarlos rápidamente. Me llamo la atención que había muchos niños zombis, uno de los autocares debía de ser un bus escolar, pero de los niños no quedaba nada, eran pequeños diablos que solo querían sangre. Cuando no quedo ninguno en pie le dije a Mia que pasara rápido y no mirara, la escena era muy desagradable.

A continuación llegamos a una sala grande, llena de maquinas y tuberías. Mia pareció reconocerla y se dirigió a unos paneles de la pared mientras yo vigilaba. De repente gritó y yo rápidamente enfoque hacia ella. Un niño zombi sin piernas la había agarrado del vestido y tiraba de ella mientras abría y cerraba la boca intentando morderla. Ella se tiro hacia atrás intentando zafarse y el vestido se le rasgó entero, cayendo de culo a un metro del zombi que ya empezaba a arrastrarse hacia ella. Me acerqué corriendo y antes de que la agarrara de nuevo le golpee con la culata en la cabeza, quedando inmóvil en el suelo. Gire buscando a Mia, la enfoque y vi que estaba asustada. El vestido se había roto completamente y se había quedado en ropa interior. Ella se tapaba como podía mientras yo la examinaba sin cortarme un pelo, llevaba unas braguitas muy pequeñas y el negro vello púbico le sobresalía por la parte superior, un pecho se le había salido del sujetador, era pequeño y muy redondo, como un fruta prohibida, la ropa interior era tipo colegiala, blanca con dibujos de fantasía, daba un morbo tremendo verla así, tan delicada y tan provocadora a la vez.
 Al final debió de asumir que no la iba a ayudar (pues no podía dejar de mirarla), así que se levantó y dándome la espalda se puso a examinar el panel de mandos. El movimiento continuo de su cuerpo tocando palancas, apretando botones y demás aparatos era como un ballet de una ninfa, entonces se encendieron las luces de la sala y la magia desapareció.

- He encendido el grupo electrógeno de emergencia, ahora tenemos que ir a la sala de operación y encender el generador principal - Lo dijo con una determinación que me recordó a las heroínas de las películas japonesas de manga.

De camino a la sala de control vi el cuerpo de una mujer muerta en estado de putrefacción, con una mochila en la mano, debía de usar la misma talla de ropa que Mía, así que la quite la mochila y encontré un chubasquero y una cámara de fotos sin batería.

Le entregue el chubasquero, aunque estuve tentado de no hacerlo, pero mi conciencia venció y se lo entregué. Sus ojos me miraron agradecida y mientras se tapaba no dejaba de pensar lo tonto que era. Ahora no la veía en ropa interior, el chubasquero le tapaba por encima de las rodillas. Seguía estando muy sexi pero no era lo mismo.

Mientras ella encendía ordenadores aproveche para seguir explorando, encontré dos habitaciones contiguas, cuando me disponía a abrir una de ellas, alguien al otro lado dio un fuerte golpe, casi se me sale el corazón del pecho, en esa habitación había zombis. Me acerque a la contigua esperando que pasara lo mismo, pero no paso nada. Estaba cerrada por dentro, asi que tuve que forzarla.
Dentro había seis cuerpos descomponiéndose. No eran zombis, eran suicidas, personas que no encontraron otra salida. Encima de una mesa había una cámara de vídeo, la conecté a la corriente y 0rebobine la cinta, tenia curiosidad por saber que había pasado en este sitio y empecé a visionarla avanzando rápido y parando solo en lo que parecía más interesante.

Día uno.

9.20 Hola Papa, mama, acabamos de estrenar la cámara que nos regalaron en la boda, estamos admirando la presa, es impresionante. Hemos conocido otros recién casados Alemanes,[....avance rápido...] les pasa de todo, en el aeropuerto de Berlín les atacó un loco.

13.40 Hola, seguimos en la presa, cuando nos íbamos a marchar aparecieron unos policías y nos dijeron que no podíamos irnos, que estábamos en cuarentena por no se que virus, nos han encerrado en la presa y nos han dicho que van a trasladarnos a un hospital. El ambiento es bueno, hay muchos niños de un colegio que no paran de jugar.

Día dos

12.05 Ya llevamos casi un día aquí encerrados, no ha venido nadie a por nosotros, ni nos han traído comida. La noche la hemos pasado muertos de frío, estamos todos muy deprimidos, la alemana a fallecido hace una hora por la fiebre. Les vamos a meter una demanda que se van a cagar.

22.17 La tarde ha sido de locos, la alemana no había muerto, pero esta rabiosa, es muy raro todo, se levanto y se puso a morder y a atacar a todo el mundo, al final tuvimos que encerrarla en una habitación, ahora tenemos muchos heridos y ninguna medicina. Por su parte las autoridades no han dado señales de vida desde que nos encerraron, más vale que lo hagan pronto, la gente tiene mucho hambre y frío, el pequeño baño que teníamos se ha atascado, ahora el olor es horroroso.

Día tres

11.40 Esto es una locura, los heridos de ayer empezaron a tener fiebre y morir en minutos, pero al poco tiempo revivían, se levantaban y atacaban a todo el mundo. Tenemos mucho miedo, la gente parece loca, lloran, gritan, se pelean, no sabemos que esta pasando, nosotros junto con un pequeño grupo nos hemos encerrado en una habitación, tenemos muy claro que no saldremos hasta que no llegue la policía.

Día cinco

03.07 No aguantamos más, no hay luz, no tenemos comida, hace frío y lo peor es el sonido de los puñetazos en la puerta, no hablan, no razonan, solo golpean la puerta intentando entrar, Mary me ha pedido que acabe con su sufrimiento, voy a hacerlo cuando este durmiendo.

6.59 No he podido matar a Mary, Pedro lo ha hecho en mi lugar, mientras dormía ha asfixiado a las mujeres y los niños, luego se ha quitado el cinturón y se ha colgado. Solo quedo yo...me he cortado las venas, hablare hasta que quede inconsciente y muera Papa, Mama os quiero. Espero que alguien pague por …………..

Iván ya he terminado, podemos regresar, oí la voz de Mia que me llamaba, salí de la habitación hundido, antes de volver hice una parada en la habitación contigua, me quedaba una tarea por hacer, era hora de que descansaran en paz.

Cuando terminamos y salimos a la luz del día, vi como la velocidad y el caudal del agua de salida aumentaba, la turbina estaba a plena potencia vaciando la presa, a la vez me imagine como llegaba la energía eléctrica a miles de casas, sin quererlo habíamos dado esperanza a todo ser vivo que estuviera oculto esperando rescate, la llegada de la luz seria interpretado como una señal de esperanza.

Cuando regresamos por el camino de vuelta y empezamos a subir las escaleras hasta lo alto de la presa, volvió a llover, pero ya no nos preocupaba.

 Cuando llegamos arriba, no había ni rastro de Borja, lo cual me dio muy mala espina, la dije a Mia que permaneciera detrás mía y me acerque sigilosamente al BMR, la puerta estaba abierta y el cuerpo de Borja estaba tumbado boca abajo. De repente de detrás del vehículo se abalanzo sobre mi el cojo. Caímos al suelo y me golpee contra algún objeto en la espalda. En ese momento
noté como algo crujía dentro de mi, perdiendo en la caída la pistola.
Lo sujete el cuello como pude con una mano mientras estiraba la otra intentando alcanzar la pistola, pero estaba lejos de mi alcance.

- Mía ayúdame, coge la pistola y dispara- grite mientras forcejeaba con el zombi.

Mía tardo unos segundos en reaccionar y cuando lo hizo ya era demásiado tarde, Borja se había incorporado. Era también un zombi, no solo no le había pegado un tiro al cojo, si no que además el torpe había dejado que lo mordieran. Tenia que haberme dado cuenta que no iba a poder hacerlo. Entonces Mía salió corriendo en dirección al parking perseguida por lo que quedaba de Borja, hice un esfuerzo por quitarme al cojo de encima con la mano que me quedaba libre. En el forcejeo note un cuchillo debajo de su camisa, - te lo cojo prestado amigo – le dije mientras lo desenvainaba y se lo clavaba en la sien.
Me incorpore y recogí la pistola, vi que Mia estaba escondida detrás de un autobús, Borja estaba a pocos metros de ella buscándola. Los zombis detectan nuestra presencia y no sirve de nada esconderse, siempre te encuentran. Afortunadamente, me dio tiempo a llegar justo en el momento que iba a abalanzarse sobre ella, le puse el cañón de la pistola en la frente, le mire a los ojos, estaban cargados de odio, - perdón amigo -dispare y la cabeza estallo.
Me giré buscando a Mia. Se incorporó sollozando y casi inmediatamente se desmayó en mis brazos, su cuerpo estaba helado. La cogí en brazos y la lleve dentro del BMR, cerré la puerta y pude ver como por fin después de varios días el sol brillaba en el cielo.

Mientras volvíamos por el camino ella despertó, los dos nos dimos un rato de silencio. Cuando un bache, me hizo ver las estrellas, grité de dolor.

- Debo de tener alguna costilla rota.
- Si paras, te echaré un vistazo, se algo de medicina, con un vendaje y un antiinflamatorio algo te aliviará -
Paré el vehículo y salí de la carretera y me quité la guerrera quedando con el torso desnudo delante de ella.
- Date la vuelta - me dijo con tono serio, unos segundos esperando, luego sentí algo frío, pero no era una crema, sino sus labios en mi espalda, no reaccione, tras el primer beso un segundo, luego un tercero, me gire sin entender que estaba pasando, no daba crédito.
- Creo que es mejor que primero haga una exploración a fondo, puede haber algo más roto - dijo mientras me besaba por todo el cuerpo,

Estaba totalmente desnuda, con el pelo suelto, tan solo conservaba sus gafas en la cara. Entonces se puso derrodillas y me bajo la ropa que me quedaba, los besos en la polla se convirtieron en una felación. No se si estuvimos una o cinco horas haciendo el amor, desnudos en el BMR, besándonos y acariciándonos, pero fue tan especial que cuando la deje en el campamento con su marido y nos despedimos el dolor que sentí fue mil veces mayor al dolor de mis maltrechas costillas.



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