viernes, 30 de diciembre de 2011

SAQUEADORES


Normalmente todas las poblaciones a las que me acercaba estaban atestadas de infectados, la norma era, ciudad grande igual a muchos podridos, si querías estar lejos de ellos, cuanto más desierto fuera el paraje mejor.   Pero esto que tenia delante de mí era una urbanización de chalets individuales y mansiones de lujo,  toda vallada y aparentemente tranquila en mitad del campo.   ¿Quizás la evacuaron antes de que la infeccion se propagara? ¿quizás haya gente dentro? Me preguntaba que me encontraria, la verdad es que no se me ocurría nada que pudiera necesitar de esos chalets, ¿ropa? ¿Joyas? Algún  Picasso o Van Gog abandonado, quien sabe lo que los ricos dejan cuando salen corriendo.  Lo único que me interesa es una buena y cálida cama, al ser una urbanización cerrada no creia que hubiera muchos podridos molestando, por lo que podría pasar una temporada tranquilo.

Al pasar por lo que debió de ser el control de entrada, mire la garita de los guardias, hice una rápida inspección visual pero no había nada de interés,  llevaba mucho tiempo abandonada a juzgar por el polvo de la mesa y otros detalles.   Me llamo la atención las llaves puestas en la puerta, la habían abandonado con muchas prisas.

Mientras circulaba por la urbanización, vi una mansión que llamaba especialmente la atención.   Era preciosa, con su valla roja y uno de esos molinos eólicos en el jardín, que sobresalía por encima,  existía la posibilidad de que tuviera electricidad e incluso puede que agua caliente. Era una de esas casas que veías en los programas de T.V. y en las revistas de decoración y que siempre te preguntas que donde estarían y a que se medicarían sus propietarios,  mas tarde cuando terminara de inspeccionar toda  la urbanización, volvería a pasar la noche en ella.  

Al poco llegue a lo que debía ser el corazón de la urbanización, era un pequeño centro comercial, de andar por casa, de esos que tienen las 4 cosas necesarias para que la gente que viva aquí no tenga que salir fuera, panadería, bar, tienda de regalos, peluquería y por fin algo interesante, una farmacia, no me podía creer mi buena suerte, una farmacia llena y sin saquear, para mi solo.

Cuando me acerque, me di cuenta que los sitios sin peligro eran una utopía en esta época, un grupo de unos 40 zombis ocupaban el centro comercial, la mayoría parecían dormidos o aletargados, solo media docena se movía erráticamente de un lado a otro.  Los suficientes para crearme problemas, pero no para que renunciara a los medicamentos, así que había que pensar algo, ataque frontal a lo Rambo o entrada sigilosa.
   
Como ya sabia las consecuencias de hacer ruido, si había mas infectados cerca, me decidí por la manera silenciosa, no quería encontrarme con cientos de zombis que salieran de todas partes y no tener una salida clara, era mejor algo audaz y rápido.  

Así que hay estaba yo planeando como entrar en la puta farmacia cuando de repente sonó un ruido de motor que se acercaba a gran velocidad, me dio el tiempo justo a esconderme antes de ver aparecer un BMR y un camión, eran vehículos militares que veían a gran velocidad y al llegar al centro comercial el BMR  embistió contra la puerta principal, como un alunizaje, el método que utilizaban los rateros para saquear tiendas desde mucho antes de la hecatombe zombi.   

 La puerta del vehículo se abrió y empezaron a salir hombres con uniforme de ambos vehículos, lo primero que pensé es que era una operación del ejercito,  ya que utilizaron un procedimiento estándar de asalto, salieron y se pusieron en circulo abatiendo a todos los zombis con disparos rápidos y certeros.  Pero algo no cuadraba, llevaban melenas, pendientes y su vocabulario era barriobajero no militar, había pasado muchos años en el ejército y esos no eran soldados, debían ser mercenarios o saqueadores.

Torpemente cometí un error de novato, hice un pequeño ruido que me delato y al instante estaba apuntado por varios fusiles de asalto, listos para disparar a mi posición, tenia que hacer algo, si me confundían con un podrido me iban a volar la cabeza.

-     No disparéis, no estoy infectado – Les grité mientras levantaba las manos.
-     Sal con los brazos en alto y anda lentamente hacia aquí - dijo el que parecía que mandaba el grupo de asalto.

Cuando salí del escondite, confirme que eran mercenarios, saqueadores profesionales. estaban dejando limpia la farmacia y esas medicinas no irían a refugiados, la  situación se volvia muy peligrosa.

-     ¿Estas tu solo? ¿Quién eres? -Pregunto de nuevo el que llevaba la voz cantante.  Ahora podía verle, era alto, moreno, de unos 35 años, con una cicatriz inconfundible en la cara.   Detrás suya varios hombres de diferente color de piel, altura y proporciones, parecían el ejército de Pancho Villa.
-     Si, estoy solo -, respondí, mientras un par de hombres revisaban el sitio donde segundos antes yo había estado escondido, uno de ellos asintió con la cabeza.
-     Esta bien, continuar con la operación, Jasan mete a ese tipo en el vehículo, mas tarde lo interrogaremos- Jasan era un tipo de casi dos metros pelo y barba negra y oscuro de piel, árabe seguramente. 
- Como mandes Olof - Esa era el nombre del jefe del grupo.

Así que mientras Jasan me esposaba de muy malas formas y me dejaba sentado en el vehículo, podía escuchar como saqueaban la farmacia.

-     Vamos rápido, esto va a ser un infierno en unos minutos - ,gritaba Olof, mientras se oían disparos cada vez más constantes y cercanos, el número de infectados debía de estar aumentando por segundos.  

 De repente oimos una voz lejana, que no pertenecía a los saqueadores.
-     Socorro, no disparen, soy un humano, no disparen. – Gritaba en la lejania.

Quien seria el imbécil y que coño hacia aquí., vaya con la urbanización tranquila, pensé, tenia de todo, saqueadores, zombis, refugiados.
-     ¿Quién coño es eres tu? - Volvió a preguntar Olof a la persona que llego gritando.
-     Gracias a Dios, el ejército por fin, mi familia y yo estamos refugiados en una casa cerca de aquí, mi padre necesita un medico y medicinas. -  Ese inocente pensaba que eran auténticos militares y que le iban a ayudar..
-     Meter a este tipo en el BMR con el otro, luego pensaremos que hacemos con ellos.   Esto parece un puto circo - dijo visiblemente enfadado Olof, mientras los disparos a los podridos no cesaban. 

Apareció Jasan en el BMR, dando empujones a un tipo de unos 50 años, en chándal y con gafas,  ¿ que coño hacia este tipo todavía aquí, porque no se marcho con los evacuados y la gente normal?
-     ya esta todo en el camión, podemos irnos - grito uno de los saqueadores.
-     Esta bien, todo el mundo dentro, nos vamos - No paraba de dar ordenes, 

La presión de los zombis debía de ser grande,  Al final Olof y Jasan entraron al vehículo, luego otros dos mercenarios mas entraron trás ellos y cerraron el portón brindado disparando a su espalda, por el pequeño hueco de puerta que yo podía ver, observe que una horda de zombis estaba a punto de alcanzar al vehículo.

Los dos vehículos arrancaron y con la misma rapidez con la que llegaron, se marcharon de la zona, en los poco más de 2 minutos que había durado la operación, habían saqueado la farmacia.

-     Pero no podemos marcharnos - dijo el tipo del chándal,  ni se molestaron en contestarle, solamente se miraron y sonrieron. - Mi familia esta aun en la casa, no se pueden quedar solos - continuo hablando sin que nadie le prestara atención,  – mis padres son muy mayores y mi hija tan solo tiene 18 años.-   En ese momento pareció que les habian activado un resorte,  a esos hombres se les ilumino la cara.  El tipo no era consciente de que acababa de echar a su hija a los lobos.
-     Jasan llama por radio al camión, que continúen hacia la base, nosotros nos retrasaremos un poco -   Ordeno Olof, con una sonrisa de oreja a oreja le dijo al tipo – Hoy va a ser un día perfecto, ¿cual de estas es tu casa? aunque no tenemos mucho tiempo, rescatemos a su familia. – dijo el miserable riendose.
-     Esta cerca de la entrada al complejo, es inconfundible, tiene una valla roja y una turbina eólica que se ve desde cualquier sitio.   Es blanca, con tres grandes aspas. - Contesto el tipo inocentemente.

 La casa que estaba describiendo era la mansión que yo había elegido para pasar la noche.  Vaya sorpresa se hubieran llevado si me llego a meter en ella.   El conductor del vehículo asintió con la cabeza e indico con la mano lo que debía de ser la turbina eolica, así que con un par de giros nos plantamos en la puerta.

 A la par que se abría las puerta del vehículo brindado, se abría también la puerta automática de la mansión.

-     Todos dentro, aprisa - dijo Olof mientras empujaban al otro tipo y a mi hacia la casa, esposados y con un fusil apuntándonos la espalda.

Cuando llegamos a la altura de la torre vimos a una mujer también de unos 40 o 50 años, bien conservada, (es lo que tienen las ricas, que pasan los años pero pueden pagarse caros tratamientos de belleza), rubia, con media melena hasta los hombros,  nos miraba sorprendida, sin acabar de comprender porque nos llevaban atados como si fuéramos prisioneros.

-     Quiero a todos los habitantes de la casa en el salón a la voz de ¡!ya¡¡, - grito Olof,pengando un empujon a la rubia que a punto estuvo de hacerla caer al suelo.
-     Pero mis padres no puede moverse, son muy mayores - replico la mujer justo antes de recibir un segundo empujon que la mando dentro de la casa.

Seguramente, los ancianos eran el motivo por el que no se habían marchado durante la evacuación con los demas, pensé.  

Entonces los 4 mercenarios como si estuvieran muy familiarizados con la situación se separaron y empezaron a buscar por toda la casa,  poco a poco fueron juntado a todos en el salón.  Al final éramos seis, el matrimonio pijo, los viejos que debían de ser dos ancianos octogenarios, que efectivamente apenas se podían mover, el con pinta de estar gravemente enfermo, la anciana aunque asustada si parecía estar bien físicamente, la hija  que parecía un clon de 18 años de la madre, mismo tipo escultural, mismo peinado a mechas, misma forma de vestir, misma pinta de pija,  misma cara de asustada y yo, en medio del follon.

-     Exijo una explicación, soy amigo del jefe de las fuerzas armadas - grito el hombre, todavía seguía pensando que eran militares.
-     Olof lo miro y riendo le contesto.  ¿Que me exiges una explicación? - ahora se reían todos,  - pues la explicación es simple, ahora sois mis prisioneros y todo lo que hay en esta casa me pertenece.
-     ¡Pero….¡.  - No le dio tiempo a decir mas al hombre antes de que Olof le calzara una hostia en la cara, las gafas quedaron hechas añicos y al hombre se le hincho el pómulo como si tuviera un tomate en la cara.
-     Papa!!, Robert!! - gritaron las mujeres corríendo a socorrerlo.
-     Esta bien ya que queréis conocer la situación en la que os encontrais, os complaceré, la situación es la siguiente: Usted señora ahora es mi puta, su hija, es mi putita, el resto son comida para los zombis -   debió de ser muy gracioso porque todos los saqueadores se echaron a reír al unísono.   - En cuanto a ti - , dijo mirándome a mi, todavía no tengo muy claro si eres comida para los zombis o si me puedes ser útil, hemos perdido mucha gente últimamente y necesitamos gente que sepa disparar, ¿Qué me dices?
-     Digo que no me atrae nada la idea de ser comida para los podridos, y si mal no me equivoco, me ofrecéis comida de todo tipo, conteste, mientras miraba a las mujeres abiertamente. ¿Cómo voy a rechazar tan tentadora proposición? -   Hasta que pensara en algo, lo mejor era estar de su lado.
-     Será cabrón el ruso, todavía no se ha unido a nosotros y ya nos quiere levantar los chochitos.  ¿Cómo te llamas cabrón?
-     Mi nombre es Ivan Lamolevk y no tengo problema en volarle la cabeza a un podrido o volársela a un gilipollas. -  Ahora miraba al pobre de las gafas rotas.
-     Me caes bien ¿Que coño hacías en el centro comercial, Ivancito? - No me gusto el tono, parecia querer provocarme.
-     Lo mismo que vosotros, esos medicamentos son oro estos días, demasiado tentador  para dejar pasar la ocasión. - Conteste sin caer en la provocacion.
-     Quizás tengas suerte y no acabes siendo comida de zombis - , me dijo con tono condescendiente.

Luego se dio la vuelta y mirando a la mujer grito, 

- A ver mi puta, que se acerque a su amo, quiero ver como chupa la poya una pija rica, si eres tan guarra como parece, creo que disfrutare mucho -dijo buscando con la mirada a la mujer.

Los cinco miembros de la familia se quedaron atónitos, en su cara se reflejaba el horror, empezaban a ser conscientes de lo oscura que era su situación.

-     No me has oído guarra, ven aquí ahora mismo. - La grito, la mujer seguía inmóvil, no movía ni un solo músculo, creo que de terror. - Tendré que motivarte para que vengas. Jasan, Malulo, sacar la basura a la calle, vamos a dar de comer a los zombis. -  Entonces los dos matones cogieron al viejo por los brazos y lo levantaron en vilo como si fuera una pluma.

El hijo de puta lo decía en serio, lo llevaban a la calle,  iban a echar a un anciano enfermo que a duras penas podía moverse, de carnaza  a los zombis.   Me parecía una hijoputez, pero hacer algo ahora equivalía a pegarme un tiro en la cabeza, tenia que esperar que llegara una oportunidad.

-     No, porfavor - grito la mujer mientras caminaba lenta y sumisamente hacia Olof. -  Se iba a entregar a lo que la quisiera hacer.
-     Bien perra, vas aprendiendo, camina a cuatro patas moviendo el culo y lámeme los webos - la dijo con voz autoritaria, mientras se desabrochaba el pantalón.

La mujer se arrodillo y  avanzando a cuatro patas como la habia ordenado, mire a su familia, todos estaban llorando, el hombre, la hija, los abuelos.  La mujer le agarro la polla con las manos y Olof la propino una ostia.

-     Con la mano no guarra, con la lengua, - la grito a la vez que la arrancaba la ropa y la dejaba semidesnuda con las tetas al aire.  - Límpiame la poya con la lengua - El cabron no queria follarsela, la estaba torturando.

Estaba claro que era un sádico, disfrutaba haciendo sufrir, no quería sexo, a menos que fuera de esos que obtienen placer con la tortura. Se encontraba en mitad del salón con los pantalones bajados y las manos en jarra, la mujer a sus pies desnuda le estaba lamiendo los huevos delante de su familia.

-     Ves a tu mujer, a que no sabias que era tan guarra - le dijo al pobre hombre que estaba en el suelo llorando y con la cara inflamada.  - No tengas envidia, tu serás mi perro, me lamerás las botas con la lengua mientras tu mujer me lame los huevos. - El muy cabrón gozaba con la situación, le gustaba hacer sufrir y torturar a esa pobre familia.   Y si yo no hacia algo la cosa iría a peor.
-     En el pasado vosotros, los ricos me jodiais y me dabais por culo y ahora soy yo el que os de a vosotros - Se jactaba satisfecho -  Pero me temo que no metafóricamente,  Jamal enséñale a mi perro lo que le vas a meter por el culo - dijo riéndose, mientras Jamal se bajaba el pantalón y dejaba al aire una verga de caballo.
-     Mientras dais por culo a estos dos mierdas, yo voy arriba a comerme un chochito tierno, seguro que es virgen. - Dijo mirando a la joven que se levanto e intento salir corriendo escaleras arriba.
-     Nooooo, Cuca¡¡¡¡, -  grito el padre al borde de la desesperacion.
-     Joder que se calle este gilipollas, ya estoy cansado de el - ordeno a Jamal mientras subia escaleras arriba persiguiendo a la joven.  


Jamal se coloco detrás de el y le introdujo la polla por el culo, el padre solto un grito desgarrador
 – Ahora vas a gritar, pero de placer. - le susurro Jamal al oido. 
-   Esta putita me va a enseñar que sabe hacer - dijo Olof mientras la agarraba por la cintura y le pasaba la lengua por la cara, - me gusta domar fierecillas,  vosotros, - dijo mirando al resto de sus hombres,  - podéis follaros a la madre, os la regalo,  - dijo como el amo que le echa las sobras a sus perros, me temo que no había llegado lo peor.

Cogió a la joven por el pelo y la arrastro a la habitacion, - vas a tener suerte, te vas a estrenar con una buena polla – la decía el hijo de puta mientras la desnudaba y manoseaba todo su cuerpo.   

Los otros dos mercenarios habían empezado a discutir sobre quien seria el primero en violar a la mujer, los dos querían ser los primeros y no se ponían desacuerdo.

-     Porque no os la follais los dos a la vez - los interrumpí.
-     ¿Que dices tu, quien te ha dado vela en este entierro? - Contesto despectivamente uno de de ellos.
-     Por que vas a comerte las babas o la leche de otro, es un poco asqueroso - dije gesticulando oscenamente - Y eso se arregla follándolá los dos al mismo tiempo.   Os echareis unas risas a la vez que la jodeis. – había captado su interés 
- Compañeros - les dije -  al gilipollas ese, le quedan horas de placer con Jamal y esos dos viejos no pueden ni moverse.  Además me tenéis a mí para vigilar - El cebo estaba lanzado, habia que esperar a que picaran.

Al final afortunadamente picaron  Estos tipos habían entrado en una espiral de atrocidades, lo mas probable era que ningun miembro de la familia saliera vivo para contarlo, así que tenia actuar rápidamente.

 Los dos empezaron a desnudarse y a quitarle la poca ropa que le quedaba a la mujer.  Ella lloraba y suplicaba piedad hasta que uno la cogíó por los pelos y la metío la polla entera en la boca, soltando unas cuantas arcadas.

Yo aproveche el momento y disimuladamente me acerque a la anciana, que era la que parecía mas serena, la pedí que me desatara, que confiara en mi.  Por un momento se lo pensó, pero una nueva arcada de su nuera la convenció,  su única oportunidad era yo.   

Mientras me liberaba las manos, mire el salón,  al hombre tirado en el suelo con Jamal sodomizándolo,  a los ancianos mirándome asustados, expectantes por ver que hacia,  y a los 2 restantes alrededor de la mujer que ya estaba siendo penetrada por ambos simultáneamente.  

Era el momento, a pocos metros de mi había un Kalashnikov, con un rápido movimiento lo agarre, le quite el seguro y lo monte, cuando levante la mirada para apuntar todo parecía moverse en cámara lenta, uno de ellos me miro fijamente, fue el primero en caer, un tiro en la cabeza, estallo como un melon.  El otro aun penetrando a la mujer, ni siquiera tuvo tiempo de sacarla, no se había dado cuenta de lo que pasaba, cuando quedo seco en el suelo.    Solo quedaba Jamal,  que había cogido una pistola en un rápido movimiento y me apuntaba, desafortunadamente para el se encasquillo. Recibió su tiro en la cabeza mientras me miraba con los ojos abiertos como platos. 

 Después, el silencio reino durante unos instantes, hasta que el sonido de una puerta que se abrió en el piso superior lo rompió.   Apareció Olof, el y la chica estaban desnudos, como vienieron al mundo, el la  utilizaba como escudo humano, la estaba apuntando con una pistola en la cabeza, cuando llego abajo, vio incrédulo a todos sus hombres muertos en el suelo.    

-     Donde estas Ivancito cabron, tengo un regalo para ti - grito moviendo la pistola. - Sal o empezare a cargarme a estos, uno a uno. -

Yo estaba escondido en la cocina, pensando, de repente un golpe a mi espalda me sobresalto, la casa tenia una puerta trasera en la cocina que daba a la calle, con el ruido de los disparos algunos podridos se habían acercado, podía ver tres o cuatro golpeando la puerta.  Se me ocurrió una idea un poco descabellada y arriesgada.  Abrí la puerta para entraran,  corrí hacia el hall, los zombis entraron y como me había imaginado, en vez de seguirme fueron hacia la luz y los gritos de Olof, atraidos, como las moscas acuden a un mojón.   Entonces los gritos de Olof cambiaron de tono radicalmente.

- Estas loco, cabrón, vas a matarnos a todos – gritaba y disparaba a los zombis que iban llegando al salon.  Cuando se quedo sin balas,  solo quedaba un podrido,  le lanzo la pistola sin hacerle nada, a continuación empujo a la chica hacia el zombi para poder escaparse.  El podrido la agarro del pelo y estaba a punto de morderla, cuando un certero disparo en la cabeza lo dejo seco, la habia salvado por los pelos, nunca mejor dicho.

- Has perdido, levanta los brazos y date la vuelta lentamente – le dije a Olof apuntandolo a la cabeza. 

Cuando Olof se giro le arree un golpe en la cabeza que lo dejo inconsciente.  Iba a ejecutarlo cuando otro zombie apareció en el salon.  La puerta de la cocina seguia abierta, tenia que cerrarla o al final los que estaríamos jodidos seriamos nosotros.     Llevaba una Glock de 15 disparos, no me podía permitir el lujo de fallar ningún disparo, si entraban muchos podridos por la puerta estábamos finiquitados, así que con la pistola por delante avance disparando a todos los que me encontraba de camino a la cocina, creo recordar que fueron otros 4 o 5.   Cuando por fin cerré la puerta, no debía quedarme más de una o dos balas, sentí un gran alivio porque en el exterior ya había cerca de 20 zombis acercándose.

Volví al salón estaba toda la familia abrazada y llorando, las mujeres seguían desnudas, así que lo primero que hice fue coger una manta y taparlas, luego me deshice de  todos los cadáveres, los saque al jardín.  Cuando Olof despertó le obligue a cavar una fosa en el jardín, donde enterrar a sus compañeros.

-     Tienes las horas contadas - me decía mientras cavaba, - mis hombres estarán extrañados de que no volvamos y saldrán a buscarnos, es cuestión de tiempo que den con el BMR. -

Tenia razón el BMR continuaba aparcado en la puerta y aunque sus compañeros estuvieran acostumbrados a estas escapadas, tarde o temprano vendrían a buscarle y darian con el BMR.

Reuní a la familia y les dije que había que coger el BMR y marcharse lejos, antes de que nos encontraran.  Ellos se negaron, igual que antes no habían querido escapar, ahora tampoco querían, ese era su hogar, tenían un huerto, provisiones, la turbina eólica y un pozo con agua, solo les faltaban medicamentos para el anciano y por eso el padre había intentado llegar a la farmacia.   Me ofrecieron quedarme con ellos, lo cual era una oferta tentadora, pero que rechacé.

Ya estaba todo dicho, solo me faltaba decidir como y cuando salir de allí.  En un principio la solucion era fácil, pues el BMR estaba en la puerta y logicamente, ese seria a partir de ahora mi nuevo medio de transporte, solo había que buscar la forma de deshacerse de los podridos que rodeaban la casa atraidos por los disparos de la noche anterior.

-     Tengo una idea-  dijo la mujer, con una mirada que daba miedo.

La idea era sencilla, era utilizar a Olof como cebo para distraer a los zombis, mientras a mi me daria tiempo de montar en el BMR y escapar sin que me molestaran.   Yo encontré algunos fallos en el plan, sobre todo para su seguridad, pero insistieron en que no me preocupara por ellos y me marchara en el BMR cuando uno de ellos me diera la señal.    Así que eso hice, me prepare en la puerta donde estaba aparcado el BMR y espere su señal.  Entonces un grito, en la parte trasera de la casa, como el de un cerdo cuando llega la matanza, se escucho en varias manzanas a la redonda, pensé que habían degollado a Olof, iba a dar media vuelta cuando la puerta de la finca se abrió,  Apunte con el K-47 hacia el exterior, pero el grito atrajo a los zombis hacia la puerta trasera de la casa y yo tenia camino libre.  Cargue las armas y las provisiones al vehículo, lo mas rápido que pude, sabia que en cualquier momento podía tener visita.

Cuando arranque el vehiculo y gire la calle, me encontré a Olof desnudo y corriendo cojo con las manos atadas, tenían un reguero de sangre que caía entre las piernas.  Adivine lo que había pasado,  las dos mujeres se habían vengado y le habían castrado, esa era su venganza, le cortaron la polla antes de tirarlo por una de las ventanas del piso superior.  No tenía ninguna posibilidad de escapar y encima les estaba haciendo el favor de llevarse a toda la horda de zombis lejos de su casa. 

 Se me ocurrio, que si los zombis estaban ocupados en la cacería, yo podía darme una vuelta por la farmacia y mirar a ver que habían dejado el día de saqueo.

Afortunadamente para mi y para la familia, cuando saquearon la farmacia, fue tan rápido que no tuvieron tiempo de hacerlo minuciosamente y dejaron suficientes medicamentos, así que antes de seguir camino pude pasar por la casa y hacerles un presente de despedida.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

ESTACION DE SERVICIO

       
 
Conforme me alejaba de la civilización,  la amenaza de la epidemia quedaba diluida en la distancia, sin embargo otros nuevos peligros empezaban a acecharme.  Estaba en pleno desierto, sin agua viajando en un viejo automóvil robado que en cualquier momento podría dejarme tirado.    Si quería llegar a algún sitio, tenia que aprovisionarme bien y llenar el carro de gasolina.

Las estaciones de servicio en el desierto están muy desperdigadas y es habitual pasar cientos de Km. sin toparse con alguna.   Cuando vi el cartel que informaba que la próxima estación estaba a tan solo unos kilómetros sentí un  gran alivio,  llevaba rato pensando lo irónico que seria escapar de un Apocalipsis zombi en la ciudad para morir de sed o de hambre en mitad del desierto.

Avance despacio hasta colocarme en paralelo al surtidor, monte la escopeta y le quite el seguro a la glock, todo parecía tranquilo. Eran varios edificios unidos, motel, gasolinera, taller y restaurante, vamos todo lo que podías necesitar si  viajabas por el desierto.   Detuve el motor y mire hacia  la oficina y el restaurante,  todo parecía desierto.  Quizá lo abandonaron  cuando empezó el desastre o quizá estén aquí todos los zombis en 200 Km. a la redonda.

Deje la manguera llenando el depósito y aproveche para echar un vistazo más exhaustivo.  Frente al motel había dos coches aparcados, uno era un BMW 4x4 de gama alta (ya me veía conduciéndolo), el otro un viejo Ford descolorido, llamaba la atención el contraste de los dos coches.  Mas a la derecha, el taller con una grúa aparcada, cerrado y aparentemente desierto.   
Mi intención era repostar y marcharme, pero caí en la cuenta que llevaba mas de 36 h sin dormir, eso me dejaba dos opciones, continuar camino y dormir en la cuneta cuando no pudiera mas o hacer un alto, buscar comida, bebida y si estaba limpio de podridos como parecía, meterme en una de esas habitaciones a sobar, una única noche, en una cama decente, presentía que iba a ser la ultima cama que se cruzara en mi camino en bastante tiempo, quien sabe, puede que incluso funcionasen las duchas. Una oferta demasiado tentadora como para dejarla pasar.

Pase varios minutos frente al motel antes de tomar la decisión de quedarme a pasar la noche, podría encontrar cualquier cosa dentro, pero que si hubiera podridos ya habrían dado señales de vida.  Decidí ser riguroso y hacer una inspección más minuciosa de todos los edificios, no quería sorpresas.  Acompañado de la Maglite, (una linterna negra y robusta de unos 50 cm, que con un solo golpe podía abrirle la cabeza a cualquiera) y la escopeta, de mayor efectividad aunque muy ruidosa, que en caso de tener que usarla tendría que salir pitando de la estación, ya que todo podrido que estuviera en los alrededores acudiría como las moscas a la miel. 

 Empecé a curiosear por el taller.    Estaba abierto, por lo que entraba mucha luz al interior, con la grúa parada en la puerta, parecía que estuviera esperando una llamada para salir al rescate.  A primera vista se veían muchas herramientas que podían serme útiles.  Más tarde, cuando terminara de inspeccionar los otros edificios volvería a surtirme.  

 El restaurante estaba cerrado, no me costo forzar la puerta, estaba vacío, oscuro y un fuerte olor a descomposición escapo por la puerta, después de unos segundos esperando un ataque que no se produjo, pase al interior.  El origen del hedor apareció, con las prisas no se habían molestado en tirar la comida y se estaba pudriendo. La buena noticia era que quedaba agua y comida enlatada para mucho tiempo.  

Ya solo me quedaba examinar el motel. La puerta también estaba cerrada, tampoco me costo forzarla,  el recibidor limpio y bien iluminado por las ventanas.  En la distancia, se oían pequeños ruidos, avance hacia ellos, parecían gritos y golpes que desgraciadamente me eran muy familiares.
-          Así que al final, aquí también había podridos – pensé.
Estaba frustrado, ya me había imaginado durmiendo en una cama limpia a pierna suelta, no pensaba dar media vuelta, así que apague la linterna y avance a oscuras en dirección a los ruidos.   Llegue a una habitación, aparentemente interior, la puerta de la cual parecía brindada, estaba cerrada desde el exterior, dentro los zombies golpeaban la puerta incansables, por los golpes deduje que debía de haber al menos 3 o 4 encerrados.  Estaba a punto de tocar la puerta  para asegurarme que estaba bien cerrada y no había de que preocuparse, cuando una voz a mi espalda me detuvo.
-     No abra esa puerta!!! -  era una voz dulce, femenina a la par que firme.
-          No pensaba abrirla – conteste tranquilizandola.
Cuando me di la vuelta,  temeroso, en la oscuridad,  aprecie la silueta de una mujer,  “debía estar un poco paranoico, esperaba que me estuvieran apuntando con un arma”, encendí la linterna y me quede boquiabierto unos segundos, era una mujer espectacular, morena, de pelo largo, liso, sujeto por una coleta. Vestida elegante, de buena ropa muy ajustada a su cuerpo, dibujándola una figura perfecta, ¿Quién seria?, no era una simple trabajadora de estación de servicio, obviamente,  debía de ser la dueña del 4x4 que estaba aparcado fuera, ¿Que hacia en este confin del mundo?
-          Lo siento, si le he asustado, es muy peligroso abrir esa puerta, se lo aseguro.  Son como bestias, no reconocen a nadie y atacan a todo ser vivo que se encuentran a su paso. - se excuso.
-          Lo se -  respondí condescendientemente, ya he tenido algún encuentro con estas cosas, mi nombre es Iván.
-          Yo soy Ana, y estos son mis hijos Pol y Luis. - dijo, señalando dos niños de unos 4 años detrás de ella, eran como dos gotas de agua, gemelos.
-          ¿Qué ha pasado aquí? - Pregunte intrigado.
-          Llegamos hace una semana, íbamos camino a la costa y paramos a recoger a mi padrino, es el dueño de todo esto. Aquí todo el mundo estaba muy nervioso cuando llegamos, sabían lo que había pasado en la ciudad y nadie se fiaba de nadie.  Entonces llego un coche, con una familia que parecía enferma, infectada y todo el mundo escapo de este sitio, asustados, solo mi padrino se quedo y le  pidió ayuda a mi marido para encerrarlos, solo hasta que llegara ayuda, la policía o una ambulancia.  Con los primeros que encerramos no hubo problema, pero el cuarto se resistió, y le clavo un cuchillo a Fred, mi padrino en el estomago.    No encontramos ni ambulancia, ni ayuda alguna y Fran estaba cada vez peor, mi marido tuvo que llevarlo al hospital.  Yo no quería quedarme aquí sola con los niños, pero dicen que el hospital estos días es  muy peligroso,  decidimos que los niños y yo esperáramos aquí su regreso,  era mas seguro.  Ahora llevamos dos días solos y usted es la primera persona que hemos visto en este tiempo.
-          Pues créame, hizo bien en no ir al hospital, son muy pelibrosos, están llenos de infectados y el ejército primero dispara y luego pregunta, acertó quedándose aquí a esperar.
-          Luego continuaremos hablando, los niños tienen que cenar y acostarse.  En el primer piso tiene una habitación para asearse y descansar,  nosotros prepararemos algo de cenar y así usted podrá contarnos las ultimas noticias de la ciudad.

Mientras me duchaba, pensaba en la cara que había puesto Ana cuando le conté la situación en la que se encontraba el hospital, su bonito rostro había pasado de la seriedad y la indiferencia al pánico. Era una mujer preparada, pero los últimos acontecimientos la habían superado, seguramente su vida había sido fácil y cómoda hasta ahora. De buena familia, exquisita educación, guapa de cara, joven y simpática, pero en el lugar y epoca equivocada.

Mas tarde, durante la cena,  ella lucia impresionante, con el pelo suelto y un sencillo vestido negro hasta las rodillas, luciendo su belleza natural. Era ese tipo de mujer que todo le sentaba bien, me imaginaba como seria desnudarla, un lujo que estaba fuera de mi alcance. 
A mitad de una conversación en la que me hablaba y contaba cosas intranscendentes para mi,  me soltó que quería ir al hospital a buscar a su marido, pero que ella no sabia conducir.  Yo la verdad no quería jugármela por una desconocida y sus hijos, tenia muy claro que no seria yo quien cargara con el marrón.  Lo único que quería de ella, era follarmela y eso era imposible, así que continúe escuchando por educación, sin hacerla mucho caso.   Hasta que un ruido en el exterior del motel nos interrumpio, estaban aporreando la puerta.

-         Silencio – grite, mientras apagaba la luz.

-         Quizá sean Alex y Fran que vuelven. Voy a abrir - dijo Ana levantandose de sus silla subitamente.
-         Quizá si y quizá no, coge a los niños y meteros en vuestra habitación, no encendáis ninguna luz, ni hagáis ningún ruido, esperar que yo os avise -La interrumpí agarrándola de la mano.

Los cuatros subimos rápidamente al piso superior.  Yo me dirigí a la habitacion situada encima de los golpes, me acerqué a la ventana en silencio y me asomé para confirmar lo que ya sospechaba. Un podrido golpeando la puerta del motel, con la ropa echa harapos y el cuerpo ensangrentado aporreaba la puerta frenético.   Iba a levantarme, cuando oí como chirriaba la puerta a mi espalda, apunte con la pistola, era Ana y los niños, ella también había visto desde su habitación al podrido.

-         ¿que vamos a hacer? pregunto preocupada susurrándome al oido.

No la conteste, simplemente me quede observando, solo era uno, no merecía la pena tomar ningún tipo de medida especial,  me levante, baje al piso inferior, fui a la cocina y busque,  - esto servirá -  era un gran cuchillo de despiece, camine tranquilamente hasta la puerta, el podrido me presintió y acelero sus golpes, gritaba como un poseso.  Abrí la puerta, dejando entrar al podrido, era como cuando abres la puerta de chiqueros a un toro bravo, él  se abalanzó sobre mi con los brazos por delante intentando agarrarme, con un rápido movimiento lo esquive y el desgraciado cayo de bruces en el suelo, aproveche para saltar sobre su espalda y le clave el cuchillo en mitad del cráneo, quedando inmóvil al instante y chorreando un liquido negro y denso de su cráneo. 

  Levante la vista y me tope con Ana mirándome atónita.

-  Voy a deshacerme de esto, luego inspeccionare el exterior,  que los niños no salgan de la habitación hasta que regrese -  Asintió con la cabeza y volvió al piso superior.

Arrastre el cuerpo lejos del motel, lo enterré en un hoyo que encontré  y lo cubrí con arena y piedras.   Hoy en día, es un entierro que pocos podían permitirse, pensé irónicamente.  Cuando volví al motel, ella me estaba esperando en la puerta.

-          Gracias, si no hubieras estado aquí, no se que hubiera hecho.
-          Me considero pagado con la cena y la compañía - respondí educadamente. 
Ella sonrío y me abrazó.  Yo senti su cuerpo rozandose con el mio y mi temperatura subio varios grados.  La separé de mí y la dije que era mejor que ahora fuéramos a buscar a los niños y a dormir.  Yo tenía pensado continuar mi camino al día siguiente y olvidarme de ellos para siempre.   Cuanto menos roce, mejor.
- No puedes marchate y dejarnos - me dijo con cara disgustada y muy contrariada. -  Pero si aquí tenemos muchos víveres, podemos aguantar hasta que llegue la ayuda, los niños te adoran. - Sonó a falsa y desesperada intentando convencerme. 
-         Me temo que no es posible, vosotros necesitais que me quede hasta que vuelva tu marido, pero tu marido no volvera  nunca.  Aunque sea duro decirlo, en estos momentos llevar de equipaje a una mujer y dos niños es un riesgo que no tengo porque asumir. - la dije mirándola a los ojos con cara de poker. 


Ella se giro  y sin decir nada mas subió a  su habitación sollozando, enfadada y contrariada, no estaba acostumbrada a que nadie la dijera que no.    Fuera como fuera yo tenía claro que no estaba dispuesto a jugármela por una mujer y unos niños que apenas conocía y que hace dos semanas me hubieran escupido a la cara, así que enfile hacia mi habitación, maldiciendo y luchando contra mi conciencia.

No se cuanto tiempo habría pasado, estaba oscuro aun cuando el chirrido de la puerta me despertó.  Instintivamente metí la mano debajo de la almohada buscando la pistola,  apunte al intruso esperando hallar un podrido.  Me frote los ojos incrédulo de lo que veía, era Ana vestida con una bata se raso negra, ¿No se daba por vencida?, antes de que pudiera abrir la boca, abrió la bata y la dejo caer al suelo a sus pies, mostrandome un conjunto de lenceria negra compuesto por un tanguilla y un sujetador de encaje.  Yo intente disimular y comportarme con normalidad a pesar de estar teniendo una erección de caballo, no me podía creer lo que estaba viendo, una mujer de bandera, un objeto intocable para mi hace apenas dos semanas estaba de pie ante mi, semidesnuda.

-         He pensado que quizá podamos negociar una solución que nos satisfaga a ambos -  dijo en tono provocador, mientras subía a la cama y gateaba hacia mí.

Muy desesperada tenia que estar si la única salida que veía era negociar con su cuerpo.   Yo debia decidir si la echaba de mi habitación de una patada, “nunca me lo hubiera perdonado”, o si me la follaba y cargaba con ella y los niños, “con lo cual casi me condenaba yo también”, también se me paso por la cabeza, follarmela y luego pasar de ella, pero lo descarte, no era mi estilo, podía ser capaz de hacer grandes putadas, pero a esta frontera no pensaba traspasarla. 

  Ella avanzo hasta que su cabeza quedo a la altura de mi miembro, se detuvo y me quito la poca ropa que llevaba, cogio mi polla con sus manos y empezó a lamérmela y mosdisquearla,  era increíble la habilidad que tenia, había estado con putas que no la chupaban ni la mitad de bien que ella.  

Ya lo tenía claro, no iba a poder negarme a nada de lo que me pidiera.   Continuo trabajándome con una habilidad y dedicación me volvían loco, era como si leyera mis pensamientos mas sucios y antes de abrir la boca, ella los hacia realidad, era una diosa del sexo, el sueño erótico de cualquier tío,  yo lo estaba disfrutando. 

Fue entonces cuando me pregunto si la llevaría a ella y a los niños al hospital a buscar a su marido y  yo le tuve que responder que si, era tal mi estado de excitación, que me podía pedir lo que quisiera que lo iba a obtener.


Por la mañana me levante temprano con una sonrisa tonta en la cara, salí de la habitación y observé que la puerta de Ana y los niños estaba abierta, me asome y no vi a nadie, baje a la cocina y me encontré el desayuno preparado.

-         Buenos días - sonó la voz de Ana desde la cocina, -  ya tenemos todo preparado, cuando termines de desayunar nos podemos marchar -
-         ¿Todo preparado? - Pero que diablos había preparado esta mujer, pensé aturdido.
-         Si, los niños me han ayudado a pasar todas tus cosas a nuestro 4x4, lo hemos llenado de gasolina y hemos cargado nuestras maletas - se apresuro a responder mientras me daba un beso de buenos días.

Me tranquilicé, del golpe y porrazo habia vuelto a la vida marital, tomé el café, no quería que nada me estropeara el desayuno.  Luego me acerque al 4x4.   Ana y los niños me esperaban como si los fuera a pasar revista, pase por delante de ellos y abrí el portón trasero del coche, como me lo imaginaba habían cargado todas sus maletas e incluso los juguetes de los niños.

-         Si queréis que os lleve, tendréis que despediros de todo lo que no sea necesario - no había terminado la frase cuando ya estaban casi todas sus cosas en el suelo, ellos miraban enfadados pero resignados.

-         Y ahora si queréis sobrevivir, tenéis que traer todas las botellas de agua que encontréis, llenar esos bidones de combustible y hacer acopio de todas las conservas y alimentos no perecederos del restaurante.  Vamos en marcha, no  os quedéis mirándome - Los tres salieron corriendo al unísono.

Media hora después teníamos el 4x4 cargados y listo para salir.

-         Te lo preguntare por ultima vez, ¿seguro que quieres que vayamos al hospital? Puede que encontremos un infierno allí - la dije mirando a los niños.

-         Si, -   respondió segura - tengo que saber que ha pasado con mi marido -

Quizás yo fuera un poco irresponsable, por dejar que una mujer me liara en esta locura de viaje, quizás me había enamorando de ella. Ana era perfecta y el capullo del marido los había abandonado en mitad del desierto y si yo no los llevaba conmigo no  sobrevivieran.

Llevábamos un par de horas conduciendo por el desierto en el mas absoluto silencio, cuando ella lo rompió.


-         ¿Estas cansado?, ¿Quieres que paremos? - me pregunto.

-         Si, pero es mejor seguir, me conformo con hablar un rato para distraerme -  le dije sonriendo.

-         Quizá pueda hacer algo mejor que darte conversación -  dijo mientras yo me preguntaba a que coño se refería.

Entonces para mi sorpresa, alargo su mano y la introdujo dentro de mi pantalón, yo en un movimiento instintivo gire la cabeza pensando en los niños.  Vi que ellos dormían profundamente por el agotamiento, así que simplemente la sonreí y la deje que me pajeara.  Ese debía ser uno de los motivos por los que el marido que seguramente estaba podrido de dinero, viajaba en coche, je je.  Después de unos minutos demostrando sus habilidades con la mano,  me desabrocho el pantalón y la saco, yo volví a mirar a los niños, aunque la verdad llegado a ese punto, ya me daba igual que estuvieran dormidos o despiertos.  Agacho la cabeza para terminar con la boca, yo estaba excitadísimo  y no iba a detenerla,  después de todo, que diablos, si tenía que peder la vida, por lo menos hacerlo con una sonrisa en la cara y una boca en la polla.

Estaba disfrutando tanto que cuando me di cuenta  estábamos dentro de una aldea pequeña, de unos 500 habitantes aproximadamente, ella en su postura felatoria no veía el espectáculo desolador que ofrecía la aldea, la gente convertida en zombis deambulando por todas partes en estado de descomposición,  afortunadamente era una aldea pequeña y la atravesaríamos rápido, mejor no exponerse mucho.   

A las afueras de la aldea, a unos 300 metros de nosotros, habia un coche parado y rodeado por unos 50 zombis, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta que en ese coche había una persona viva y los zombis estaban como locos por pillarlo.  En ese momento Ana levanto la cabeza y pregunto.

            -              ¿Qué pasa? ¿Por qué nos detenemos? -

-         En ese coche hay algún tostado que se ha quedado encerrado, seguramente sin gasolina – pronostique.

-         ¿Qué vas ha hacer, no pensaras dejarlo abandonado? -  Estaba a punto de decirla que callara y siguiera chupando, pero me contuve.

-         Seguramente esa persona esta moribunda, sería una carga mas, es mejor seguir - la conteste con pocas esperanzas de tener éxito.


Ana cambio de cara, puso su expresión mas seria y se sentó muy digna en su asiento, sin mirarme.

- esta bien – dije, hay que joderse lo fácil y manipulable que soy, pero, que cojones, Ana merece la pena.

Me fui acercando poco a poco al vehiculo.  Yo contaba con la ventaja de que el 4x4 era blindado y aguantaría cualquier embestida.   Cuando estábamos a unos pocos metros, parte de la horda se abalanzo sobre nuestro coche como posesos.  Ana se paso a la parte de atrás y abrazo a los niños que se despertaron con los primeros golpes.  Dentro del otro coche había un hombre, nos había visto acércanos y hacia aspavientos con las manos, parecía muy desesperado, no se el tiempo que llevaría metido en ese vehiculo, pero estaba claro que para el éramos un milagro. 

Analicé la situación, eran demasiados podridos como para liarme a tiros. Cargármelos uno a uno me hubiera llevado mucho tiempo y riesgo,  decidí que lo mejor era utilizar el ingenio.   Coloque el  4x4 lentamente paralelo al coche, empujando con suavidad a los zombis  hasta que pude pegar los dos coches y poner ventana con ventana, antes de que terminara la maniobra un grito de Ana me sobresalto.

-         Frannnn¡¡¡¡, -  El destino había querido que fuese su marido la persona encerrada en el coche, manda cojones. 

En los labios del hombre también se podía leer como la llamaba y la miraba taciturno, el coche se había convertido en una sinfonía de ruidos de todo tipo.  Llantos de Ana, gritos de los niños, golpes de los podridos en el chasis y en el otro vehiculo el tipo llorando como un bebe, era sobrecogedor ver a un hombre hecho y derecho llorar, imagino que esta familia tenia asumido que no volverían a encontrarse con vida.


Le di la señal a Ana para que bajara la ventanilla trasera, tenía que pasar de su coche al nuestro, nada mas bajarla nos inundo un hedor insoportable.  Fran llevaba varios días metido en el coche y había hecho sus necesidades en el interior, también los podridos desprendían un hedor repugnante que provoco las arcadas de Ana y los niños.   El hombre intentaba atravesar las ventanillas pero como estaba agarrotado lo hacia torpemente lo que dio oportunidad a un podrido de agarrarlo de la pierna, afortunadamente lo vi a tiempo y antes de que pudiera morderle le destroce la cabeza de un disparo a bocajarro con la escopeta, una simple herida hubiera sido el fin.   Los pocos segundos que tardo en zafarse y terminar de pasar de un coche a otro se hicieron eternos.  Cuando lo consiguió subí la ventanilla y arranque. Ana y los niños le abrazaron emocionados.  Era curioso como una mujer que hace 10 minutos me estaba chupando la polla, ahora le daba besos a otro hombre y le decía cuanto lo quería y añoraba.

 Acelere al principio lentamente, para empujar, no impactar con los zombis, luego frustrado por la imagen de Ana y su marido juntos, pise a fondo y me lleve a unos cuantos podridos por delante, todo el parabrisas se lleno del liquido negro y restos humanos.   Volví a mirar por el retrovisor, unos pocos nos seguían,  no se si los zombis podían seguir nuestro rastro, ¿y si podían?, ¿hasta donde? me daba igual.

En ese momento yo tenía sentimientos encontrados, por un lado estaba disgustado, pues Ana me provocaba una atracción sexual difícil de controlar y por otro me sentía realmente aliviado, pues este rescate me liberaba de mi promesa de cuidarlos.   Ana y los niños ya no eran responsabilidad mía.

Conduje de vuelta a la estación de servicio, hice el camino inverso, pensando, dando vueltas a la cabeza, casi volviéndome loco, menos mal que al final llegamos, allí estaba mi viejo coche, seguía parado fiel, esperando mi regreso.

Para la cena, Fran estaba limpio y recuperado, seguramente habría hasta follado con Ana.  Yo sabia que allí ya no pintaba nada, sobraba.

-         Bueno yo tengo que seguir mi camino -  les dije a ambos, que me miraban con ojos atónitos.
-         Pero, no nos puedes dejar así, juntos tenemos mas posibilidades de sobrevivir, ¿Dónde iras? - Estaban contrariados por mi marcha.
-         No lo se, simplemente me moveré e intentare sobrevivir y tengo muchas mas posibilidades estando solo - Dije yo mientras pensaba para mi, - si, claro, tu te la follas y mientras yo cuidando niños con cara de tonto.
-         Podria pagarte mucho dinero, quédate con nosotros protegiéndonos y  te recompensaré - dijo Fran
-         No trabajo de matón, ni de niñera, mañana cuando amanezca partiré - dije dándolos la espalda y abandonando el motel.


El muy memo, no se había dado cuenta que en la actual situación del mundo, el dinero ya no servia para nada, el único motivo que tenia para quedarme, era Ana y ella había tomado su decisión, el se la quedaba, yo me iba.  No quería que su marido se enterara de nada de lo que había pasado y yo lo comprendía, pensándolo fríamente, estaba convencido que era lo mejor para mí.  Esa mujer tarde o temprano me traería problemas.

Esa noche no pude dormir,  repasaba mentalmente mis últimas 24 h y me preguntaba como me había enganchado a ella de esa manera, enamorado cual quinceañero.   Pasaron por mi cabeza todo tipo de entupidas ideas, raptarla, matar al marido.  Entonces la puerta volvió a chirriar, allí estaba ella, con su bata de raso negro, se llevo el dedo índice a la boca para indicarme que guardara silencio y que la siguiera, me llevo hasta el taller y cerro la puerta,  los dos sabíamos que ese era un regalo de despedida. 

Esta vez debajo de la bata no llevaba nada, cuando cayo, solo su esbelto cuerpo desnudo quedo delante mía, sin palabras ella me hizo el amor por ultima vez.   Esa imagen suficiente para no olvidarla nunca y además me convenció de que les dejara la escopeta, "que buena estaba", era imposible decirle que no.  Ahora en la lejanía me pregunto si lo que quería, era despedirme o mi escopeta, nunca lo sabre.


Al día siguiente les recomendé que evitaran las ciudades grandes, y que no se fiaran de nadie, me despedí de los niños, de Fran y de Ana, luego me marche en mi tartana.  Ha ellos nunca mas volví a verlos, pero gracias a los recuerdos de Ana no fueron tan solitarias las noches a partir de entonces.

martes, 20 de diciembre de 2011

EL COMIENZO


No, sinceramente no sé como empezó todo esto. Al principio, los primeros días, cuando me despertaba agotado después de mal dormir un par de horas, me palpaba y buscaba a mi alrededor alguna señal, algún signo evidente que me mostrara que estaba equivocado, que todo era una pesadilla, una alucinación.
Pero no, no era un sueño.

Y con sinceridad, ya me da igual, no quiero saberlo. Solo sé que de pronto ocurrió.

La raza humana había sido infectada por un poderoso virus que nos hacía mutar en humanoides sin voluntad propia, zombies sin inteligencia…. Que necesitaban la esencia humana que ellos habian perdido….. El círculo más perverso jamás imaginado se había puesto en marcha…. y consiguió transformar nuestro maravilloso planeta en el caos más absoluto, en la antesala del infierno,  supuso el final de la vida civilizada que conocíamos.
Yo decidí no rendirme, luchar por mi vida y pelear contra los podridos hasta mi último suspiro……y todavía sigo vivo. Así que he decidido contar aquí mis recuerdos recientes, tal vez ayuden a alguien a sobrevivir o tal vez se queden en los escarceos sexuales de un superviviente..... nunca se sabe.................... mi nombre es Ivan Lamolevk.....y esta es mi historia.