El campamento de refugiados de Atenas era lo más caótico
que uno se podía imaginar. Cientos de
miles de personas peleaban día tras dia por sobrevivir. La comida y la bebida eran la nueva plata y
las armas y el combustible mas valiosos que el oro.
Después de un rato vagabundeando por el campamento entre muertos y basura llegue a la conclusión que estaba mas seguro fuera del campamento que dentro, al menos fuera sabia lo que me esperaba. Dentro podia encontrarme cualquier cosa, alguna enfermedad o algun desesperado que acabara conmigo en alguna esquina, si había que elegir prefería jugármela fuera con los podrios.
Después de un rato vagabundeando por el campamento entre muertos y basura llegue a la conclusión que estaba mas seguro fuera del campamento que dentro, al menos fuera sabia lo que me esperaba. Dentro podia encontrarme cualquier cosa, alguna enfermedad o algun desesperado que acabara conmigo en alguna esquina, si había que elegir prefería jugármela fuera con los podrios.
Justo antes de marcharme vi lo que parecía una taberna,
donde ofrecían bebida y acompañamiento. A
cambio de un par de latas de conserva conseguí una cama, una chica y una jarra
de algún tipo de alcohol destilado por ellos mismos, olía a
matarratas. Así que una hora mas
tarde alli seguia, bebiendo tranquilamente y dejándome mimar por una preciosa
latina muy culona y sobona.
La paz termino cuando se abrio la puerta y como si fueran los dueños de la taberna aparecieron un par de tipos de esos que nada mas verlos sabes que van a darte problemas. Los tipos fijaron su vista en mí y se acercaron. - ¿Que haces con mi novia, hijo de puta¡¡¡ - dijo el mas alto. Era una declaración de intenciones, por alguna razón pensaban que yo era un pringado, daba igual lo que yo contestara, porque lo mínimo que iba a recibir de ellos era una paliza, de hay para arriba. Lo mejor era llevar la iniciativa, quien da primero, da dos veces.
La paz termino cuando se abrio la puerta y como si fueran los dueños de la taberna aparecieron un par de tipos de esos que nada mas verlos sabes que van a darte problemas. Los tipos fijaron su vista en mí y se acercaron. - ¿Que haces con mi novia, hijo de puta¡¡¡ - dijo el mas alto. Era una declaración de intenciones, por alguna razón pensaban que yo era un pringado, daba igual lo que yo contestara, porque lo mínimo que iba a recibir de ellos era una paliza, de hay para arriba. Lo mejor era llevar la iniciativa, quien da primero, da dos veces.
- Tan mal esta el mundo que ahora las putas
son novias de los maricones – le dije al tipo intentando provocarle.
- Date por muerto hijo de puta – contesto el
tipo abalanzándose encima mía con un cuchillo oculto en la mano.
No me costo esquivarle y con un rápido movimiento su propio cuchillo acabo clavado en su
cuello. El compañero dio media vuelta y
se esfumo del local corriendo, yo tenia un subidon de adrenalina, cogí a la puta de la mano y la arrastre a la
habitación, me habían entrado una ganas
terribles de follarmela, cuando pase a la altura del tabernero le dije
- Que alguien saque la basura, yo lo pago –
- Espere¡¡¡ - me dijo el tabernero, quizá
pueda ofrecerle un negocio. - me di la
vuelta y lo mire con curiosidad, que negocio podría ofrecerme este tipo.
- Estoy organizando una expedición al norte,
el sitio aun no puedo decirlo, es un trabajo de escolta bien remunerado. - Se quedo callado, esperando mi contestacion.
- No me gustan los trabajos de niñera – Le conteste mientras la puta tiraba de mi
brazo escaleras arriba.
- Piénsatelo, pagan por adelantado. Salen de
aquí mismo, mañana a las 7 de la mañana,
querían a 10 hombres para escoltarles y tu has acabado con un uno de
ellos, si no vas los dos perdemos
dinero.
- Ok, manda a alguien a
despertarme a las 6 de la mañana.- Acepte y le continue mi camino escaleras arriba detras de la mulata.
Ya en la habitación, la puta me llevo al cuarto de baño y
me preparo un baño con agua caliente, yo pensaba que era por higiene, pero la muy puta en vez de limpiarme a mi, limpio mis pertenencias, cuando el
agua estaba a la mitad de la bañera, ella no volvió a entrar, se piro con mis cosas. Me fui a la cama con el
calentón y la cara de tonto.
A las 6 de la mañana puntualmente alguien llamo a mi
puerta, le grite que entrara aun medio dormido y una mujer abrió la puerta y
entro.
- Soy la mujer del tabernero, traigo el desayuno-
No era una mujer especialmente guapa, tampoco era joven, de
cerca de cincuenta, pero su largo pelo castaño y un escote sugerente la hacían
atractiva. Ademas del calenton con el que me habia acostado claro.
Se acerco a la cama y la agarre la mano, le mostré la
erección que tenia y le lleve la mano hacia mi polla moviendo su mano arriba y
abajo. Cuando le solté la mano ella
siguió sobándola, luego se agacho y siguió con la boca, no hizo falta decirla
mas, no debía ser la primera vez y ella tenia muy claro como nos gusta que nos
la chupen a los tíos.
Una hora mas tarde bajaba con lo que quedaba de mi equipo
por las escaleras y tope con la expedición, reunida, a pie de escalera me
esperaba el tabernero.
- Aquí esta el décimo
hombre, ya estamos todos – grito el tabernero.
Yo no podía negarme, ahora estaba sin blanca, así que callé y me uní al
grupo. El grupo lo formaban varios
mercenarios, todos tenían pinta de curtidos, un grupo de hombrecillos con pinta
de científicos y dos guapas mujeres, que
sobresalían como flores entre los cerdos.
Había un tipo que no se separaba de los científicos y las chicas, parecia
el que daba las ordenes, por la forma de comportarse, debía de ser un oficial de
algún ejercito. Cuando ordeno ponernos
en marcha, obedicí y me coloque en el vehículo que me asignaron a la cola del
grupo.
El grupo era numeroso, lo componían 16 personas, seis de
ellos eran los clientes a proteger, las dos
mujeres, una de unos cuarenta, otra de veinte y pocos años, muy guapas las dos. Los tres tipos con
pinta de ratones de laboratorio, no sobrevivrian fuera solos mas de cinco minutos y el militar al mando que no paraba de dar
ordenes y que habia puesto a los lobos a cuidar de las gallinas. Era obvio que necesitaban
mucha escolta, la cuestión era si había que protegerlos de los podridos o tambien de los
mercenarios.
La columna la componían 4 vehículos todoterreno, en el primer vehículo iban 4 tipos que
parecían vaqueros, eran poco
profesionales y se divertían disparando a
todos los podridos que se ponían a tiro. El segundo vehiculo llevaba a un mercenario de
origen asiático conduciendo y al tipo que parecía que mandaba a su lado, las dos chicas viajaban con ellos atrás. El tercero llevaba a otro mercenario
conduciendo y a los tres científicos. En le cuarto estábamos el resto, ninguno
hablábamos, ni disparábamos sin motivo, solo limpiábamos nuestras armas para
tenerlas preparadas, mis compañeros de vehiculo eran bastante mas profesionales.
Poco despues me entere que querían hacer cerca de 3000 Km. en una semana, a
través de Europa central, el destino no lo sabia nadie, pero la recompensa lo
merecía con creces. Ofrecian comida, alimento y
una vida tranquila en un sitio donde no había llegado la infección.
Al cabo de unas
horas aparecieron las primeras dificultades.
Teníamos que atravesar un río cerca de Skopje la capital de Macedonia
cuyo puente estaba derruido y aunque no era muy profundo, todos teníamos que bajar de los 4X4 para que
pudieran vadearlo sin problemas. El
río lo cruzamos pero hubo un detalle que no paso desapercibido
para nadie, el único equipaje del que no se separaron ni un segundo el militar
y las chicas era un maletín metálico.
Cuando nos quedamos sin luz del sol, el militar decidió
parar en un viejo caserío de tres plantas,
aparentemente abandonado a pie de carretera. Nos
ordenaron a los cuatro de mi vehículo que entráramos y lo limpiáramos. El sitio era seguro, pero no era una buena
elección, difícilmente se podría
defender del ataque de una horda, tenia dos puertas una en cada extremo de la
casa y ventanas sin barrotes en las habitaciones. A pesar de esto el militar dio orden de
apuntalar puertas y ventanas, como si eso pudiera frenarlos, nuestra única
defensa, pasaba por pasar desapercibidos. Lo cual no es fácil con un grupo de dieciseis.
Sobre la medianoche un grito de mujer rompió el silencio, era en el tercer piso donde se habían acomodado las dos chicas
y los tres friquis. Mientras subíamos por la
escalera oímos un disparo. Cuando
llegamos arriba la situación era muy tensa, por un lado los clientes, que
rodeaban a la chica mas joven, que estaba despeinada y con la blusa
desgarrada, el militar tenia una pistola
humeante en la mano, era el que había disparado. En el suelo estaba el conductor del grupo de
los vaqueros con un tiro en el pecho, enfrente todos los amigos del muerto
apuntando con sus armas. No hacia falta
ser muy listo para saber lo que había pasado, ni como iba a terminar la cosa.
De repente otro disparo sonó, pero esta vez en la planta
baja, le siguió un grito de – ZOMBIESSSSSSS¡¡
- todos volvimos a bajar
corriendo. Cuando llegamos a la planta
baja me encontré que estaban entrando zombis por todas las puertas y ventanas,
la mansión era indefendible. – Hay que
intentar llegar a los vehículos – grito el militar jefe de la expedición
abriéndose paso con la pistola con la que poco antes había matado al
mercenario. Estaba a punto de salir de
la casa cuando un disparo le alcanzo en la espalda, los
otros le iban a ayudar cuando un zombi se le hecho encima y le mordió el
cuello, al instante tenia varios zombis
encima devorándolo. Gire la cabeza, el
tipo que le había disparado era uno de los vaqueros.
Hacia arriba¡¡ - grite – Hay que
parapetarse en la escalera y aguantar en los pisos superiores - afortunadamente casi todos me obedecieron.
Los teníamos más o
menos a ralla cuando otro de los
vaqueros apareció con un cóctel molotov y se lo lanzo a la horda, los zombis no
se inmutaron, pero la casa empezó a arder.
Conforme se acercaban las llamas, retrocedíamos, cuando llegamos al piso
superior no encontramos a nadie, los científicos y los vaqueros habían escapado
de la casa por una ventana pegada a las
ramas de un árbol y nos habían dejado tirados . Saltamos por el árbol y corrimos hacia un
bosque cercano iluminados por el resplandor de la casa en llamas.
- Hay que alejarse todo lo posible, la casa va
a atraer a los zombis como la luz a los mosquitos. – Mi grupo asintió y me siguió.
Después de varios minutos corriendo paramos para recuperar
el aliento, no nos seguían podridos, éramos seis contándome a mi, no había
ningún cliente ni ningún vaquero entre nosotros, ordene subir a un árbol y dormir encima de las ramas lo que quedaba de noche.
A la mañana siguiente todo parecía tranquilo, no se oía
nada ni a nadie, decidí emprender la búsqueda del resto del grupo, pero lo mas
prudente era alejarme de la casa que a estas alturas estaría infestada
de zombis. Al poco de caminar
encontramos un río, decidí seguirlo.
Unos kilómetros río abajo unos gritos llamaron nuestra atención, nos
acercamos sigilosamente y me encontré lo que menos esperaba. El grupo de los clientes estaban en una poza
bañándose y salpicándose como si de un campamento de boy scout se tratara,
ajeno al peligro que corrían. Entonces
paso lo que tenia que pasar, los vaqueros alertados por el ruido aparecieron y
pillaron a todos en el agua, los
encañonaron y obligaron a las
chicas a desnudarse. La intención
seguramente seria matar a los hombres y violar a las mujeres. Cuando estábamos
a punto de actuar, aparecieron un grupo de zombis a su espalda, los pillaron de
improviso y aunque vaciaron todos sus cargadores, solo acertaron a un par de
los zombis en la cabeza antes de estar todos mordidos e infectados.
Mientras los otros
seis metidos en el agua con cara
de circunstancias, sin moverse viendo como los podridos devoraban a los
vaqueros, hasta que uno de los zombis
dejo al mercenario que estaba mordiendo y entro en el agua a por ellos, en ese
momento algunos reaccionaron y nadaron
río adentro, pero una de las chicas se quedo petrificada sin reaccionar
mientras el zombi se acercaba cada vez más a ella. No teníamos tiempo de dar la vuelta, les
grite que me siguieran y salte al sitio donde parecía que había mas
profundidad, los demás saltaron conmigo.
Salimos del agua disparando nuestros fusiles y luego mis chicos cargaron
contra los zombis que no habían caído en la primera descarga, terminando en una
lucha cuerpo a cuerpo con los zombis en la orilla.
Mientras la chica
seguía inmóvil y zombi aunque torpemente cada vez estaba mas cerca de ella; le
apunte con mi pistola dorada pero estaba atascada, me sumergí y agarre la
piedra mas grande que encontré, avance
rápido hacia ellos, piedra en mano aprovechando que el zombi apenas se podía
mover dentro del río e impacte con la piedra en su cráneo reventándolo. En la orilla ya no quedaban zombis en pie
así que me gire de nuevo hacia la chica.
Se trataba de la mayor de las dos, debía tener treinta y muchos años,
rubia y delgada, quizás demasiado para mi gusto. La ofrecí mi guerrera para que se tapara y
la acepto con una sonrisa.
- Esta bien este es el plan, seguiremos el
río y luego la costa hasta Atenas.
- Debemos volver a la casa - me interrumpió la mujer – Hemos dejado allí
algo de vital importancia. - Eche un
rápido vistazo al grupo y vi que ninguno llevaba el famoso maletín.
- Volver a esa casa es un suicidio, nadie ira
a esa casa.- La replique.
- Nosotros iremos - dijo uno de los friquis,
- haciéndose el gallito, muy decidido
- Las cartas boca arriba, si queréis ayuda
contárnoslo todo o buscaros la vida vosotros solos - se miraron entre ellos y asintieron y la
mujer mayor tomo la palabra.
- Esta bien, para empezar nosotros somos
científicos de la OMS estos son los doctores: Donegan, Sevi y Stuart. Ella – dijo señalando a la joven – se llama
Laura y trabaja para la OMS y yo soy la doctora Cristina Green. En el maletín metálico que dejamos ayer en
la casa están las pruebas, documentación y pasos que hemos seguido en los
últimos meses para aislar al virus ZETA en nuestra sede del Cairo. Meses de trabajo y quien sabe si la ultima
oportunidad de atajar esta pandemia.
Nuestro destino es la sede de Copenhague, aun estaba a salvo y segura
hace un mes. - Todos escuchábamos
atentamente.
Con las cartas sobre la mesa, todos éramos conscientes de
la importancia de recuperar el maletín y ninguno se rajo. Había que recuperar ese maletín a toda costa
y la mejor manera era crear una distracción, si el fuego y el ruido habían
llevado a los podridos al caserón, solo hacia falta buscar otra mansión,
quemarla y esperar.
El plan era el siguiente, nos dividiríamos en grupos. El primer grupo buscaría la casa elegida,
aproximadamente situada a un 1
km de la del maletín y la quemaría a la vez que
intentaría hacer todo el ruido posible.
El segundo grupo buscaría un medio de transporte y avituallamiento para
seguir camino. El tercero tendría la parte las peligrosa iría a la casa en
busca del maletín.
Yo decidí ponerme al
mando del tercer grupo, Cristina puso
mucho interés en venir conmigo a pesar
de lo peligroso de nuestra parte. Y
aunque en principio me negué a ello, solo hicieron falta unas sonrisas y
miradas para convencerme. Después de
verla desnuda en el río, no podía dejar de pensar en follármela y quizás si la
dejaba venir se me presentara la ocasión, así que el tercer grupo solo estaría
compuesto por nosotros dos.
Un par de horas después cada grupo estaba camino de su
misión y Cristina y yo esperábamos en una zanja, a unos 150 m de la casa, parecía
parcialmente quemada y la actividad zombi era parecida a una colmena, cientos
de zombis entraban y salían de los restos.
Debíamos esperar al momento que quemaran la otra casa para
que los podridos dejaran esta y eso podría tardar aun unas horas. Así que pensé
que la mejor forma de esperar era darse un revolcón, para que iba a esperar
mas, ella estaba allí, sentada, preciosa, esperándome. Me abalance encima de Cristina, ella se
aparto y los dos caímos al fondo de la zanja quedando mi cuerpo encima del
suyo, acerque mi boca para besarla y giro la cabeza, le metí la mano por debajo
de la blusa y del sujetador apretando su
teta izquierda y peñiscándole el pezón, ella respondió clavándome las uñas en el brazo, de donde empezó a
brotar sangre. Con mi mano libre intente
dominar su brazo para que no me clavara las uñas, pero la distracción m costo
recibir un fuerte mordisco en la cara, me separe de ella jurando en Arameo,
cuando sentí un fuerte golpe en la cabeza.
Cuando desperté Cristina estaba enfrente de mí apuntándome
con el AK a la cabeza.
- ¿Ya se te ha pasado el calentón? Me dijo
sin dejar de apuntarme.
- Joder con que me has golpeado que me duele
todo, abría bastado con un NO - la reproche, tocándome el chichón que
tenia en la cabeza.
- No te quejes, tienes suerte de que te necesite, sino ahora
estarías muerto y castrado, vasta de charla, hay que ponerse en marcha, ya no
se ven zombis cerca de la casa, el plan a funcionado.
Cuando llegamos a la casa vimos los 4X4 que estaban
totalmente carbonizados Cristina me devolvió el AK y mi katana, supongo que yo
era su mal menor, aunque no se fiara de mi, no tenia otro remedio. Entramos dentro de casa y como me temía aun
quedaban podridos en el interior. Poco a poco se iban levantando y avanzaban
hacia nosotros. Yo estaba preparado y
según llegaban los decapitaba con certeros mandobles de la katana. Cristina se pegaba a mi como si fuera una
prolongación de mi espalda, me estaba volviendo a poner cachondo. Subimos las primeras escaleras en busca del
maletín, no era tarea fácil, la suma de
oscuridad y sonidos que se oían escalera arriba hubieran hecho estremecerse a
un jabato. Llegamos al descansillo del
primer piso, no vimos zombis, sin embargo se oían ruidos en todas las
habitaciones, la verdad era que acojonaba, Cristina se acerco mas a mi, sus
tetas rozaban mi espalda produciéndome una mezcla de terror y excitación. En silencio y provocando bruscas paradas
subimos las escaleras hacia el tercer piso, el rellano estaba limpio. Cristina me indico con la mano cual era la
habitación donde estaba el maletín, abrí la puerta lo mas despacio que pude,
enfoque con la linterna al interior y vi la cara de un zombi a un metro apenas
de distancia, instintivamente dispare la AK reventándole la cabeza, el ruido
del fogonazo ilumino la habitación y por un instante pudimos ver que estaba
llena de zombis. Corrimos hacia el
exterior, en el descansillo gire la cabeza y de las otras habitaciones
empezaban a emanar podridos despertados por el ruido del subfusil. Agarre a Cristina de brazo y la arrastre
dentro de un pequeño cuarto de baño que había a nuestra espalda, cerré la
puerta con llave y busque algo para atrancarla, solo había un retrete, ni
siquiera lavabo tenia el pequeño aseo, era cuestión de tiempo que la puerta
cediera.
Cristina me miraba aterrorizada esperando que la sacara de
aquella situación. Yo solo la miraba a
ella, tenia los pezones en punta, no se si provocado por el miedo y yo no podía
dejar de mirarlos, afortunadamente la puerta del baño de momento aguantaba los
golpes.
- ¿Qué haremos ahora? – pregunto Cristina
agobiada agarrándome de la chaqueta.
- Pues ahora tenemos tiempo de acabar las
cosas que hemos dejado a medias – conteste aprovechando la proximidad para
volver a lanzarme encima suya.
- Pero tu eres tonto o ……..estas loco? O
cielos estoy encerrada con un demente pervertido. – gritaba mientras se llevaba
las manos a la cabeza y se alejaba de mi lo poco que podía.
- Esta bien, deja de gritar. Este es el trato, yo te saco de aquí a ti y a
tu maletín y tu dejas que te joda a mi antojo y sin rechistar, tómalo o déjalo.
– ella se quedo estupefacta mirándome a los ojos.
- Sácame viva de aquí con el maletín y dejare
que me la metas hasta por las orejas si hace falta.- Su voz era una mezcla de escepticismo,
indignación y desesperación.
La dije que se colocara detrás mía y se tapara los oídos,
apunte con el AK hacia la puerta a la altura de la cabeza y vacíe el cargador, al instante un tremendo boquete se abrió en la
puerta por el que se podían ver lo que quedaba de los zombis que estaban al
otro lado de la puerta, cargue y dispare una segunda ráfaga que dejo limpia la
puerta. Esperamos unos segundos y otro
zombi asomo la cabeza, yo cargue por tercera vez, era el ultimo cargador así
que decidí ponerla en modo semiautomático y le dispare un tiro en la cabeza
reventándolo y salpicando todas las paredes de restos. Por fin dejaron de aparecer podridos al
otro lado de la puerta, asome la cabeza por el agujero y comprobé que no quedaba ninguno. Salimos del baño saltando sobre los cuerpos
amontonados en la puerta y entramos en la habitación del maletín, tampoco aquí
quedaban zombis solo el maletín metálico en un rincón. Cogimos el maletín y salimos de la
habitación, íbamos a bajar la escalera cuando vimos un grupo de zombis que
empezaba a subir torpemente. Le quite el
seguro a una granada de mano y la deje rodar escaleras abajo.
- Es mejor salir por la ventana – La dije mientras
entrábamos en la habitación por la que habíamos saltado al exterior el día
anterior.
La granada exploto y toda la casa tembló, estaba muy
deteriorada entre el incendio y la explosión, el tiempo apremiaba la casa podía
venirse abajo de un momento a otro.
Lanzamos el maletín al suelo, luego saltamos nosotros al árbol que había
junto a la ventana, cuando aun estábamos en el árbol la casa se colapso
quedando solo un montón de piedras en ruinas.
Bajamos del árbol y cogimos el maletín, unos zombis nos vieron y se
acercaban, decidimos que lo mejor era correr
y nos alejamos en dirección al bosque.
Después de correr un par de kilómetros paramos a descansar
en lo que parecía una casa de labranza, mire a Crsitina y la dije.
- Ha llegado el momento. Lo prometido es
deuda. – la dije parado frente de ella con cara de lascivia.
Por un momento dude de sus intenciones, se levanto y a un
metro de mi me miro fijamente a los ojos, sin dejar de mirarme se desabrocho la
camisa, luego el pantalón quedando en bragas y sujetador delante mía, la hice
un gesto señalando su sujetador y se lo desabrocho dejándola aire una
espléndidas tetas, grandes con la aureola de los pezones oscura. Bajo la mirada hacia mi pantalón, yo no me
había dado cuenta pero tenia una tienda de campaña en el pantalón.
- Desabróchame el pantalón y arrodíllate,
quiero follarte la boca – La ordene
autoritariamente y ella obedeció sumisa.
Lentamente se
arrodillo y la saco del pantalón, yo la cogí de la cabeza y le metí toda la
polla en la boca, ella dio un par de arcadas.
Momentos después me corrí en su
cara, ella se levanto y me miro, con un segundo gesto la indique que se
bajara las bragas quedando totalmente desnuda, aun no habíamos
terminado.
- Ponte a cuatro patas, te voy a penetrar el
culo – Yo estaba midiéndola y ella no se rajaba.
Continúe poniéndola a prueba tratándola como un juguete
sexual y para mi sorpresa, según pasaban los minutos ella se iba involucrando
en el acto hasta el punto que término comportándose como una guarra, pidiéndome que la siguiera follando, note que
ella se ponía mas cachonda cuando la insultaba y la trataba como a una fulana,
así que eche uno de los polvos mas guarros de mi vida y se la metí hasta por
las orejas.
Pasadas unas horas
la tuve que obligarla a vestirse para ir
al punto de reunión con los demás. A
partir de ese momento su relación conmigo cambio radicalmente, accediendo a
todos mis caprichos sexuales por voluntad propia de forma sumisa y complaciente.
Cuando llegamos al punto de reunión, no había nadie,
calcule que por el incendio y la posición de las estrellas que debían haber
pasado cerca de 4 horas de la hora límite y siguiendo mis propias instrucciones
se habrían marchado. Solo quedaba un
papel sujeto por una piedra, me contenía una nota:
Ha pasado la hora tope de espera, no podemos esperar más tiempo aquí, a cada momento más zombis se acercan a
nosotros, es demasiado peligroso esperar aquí.
Si lográis volver, dirigíos al puente de Punpa “Avia”. Allí podremos
esperar más tiempo vuestra llegada. Os dejamos un Mini con las llaves puestas y
algunas armas aparcado al final de la calle.
Suerte.
Levante la cabeza y vi el Mini, efectivamente allí
estaba, con las llaves, con gasolina y
con armas. Estaba totalmente nuevo,
seguramente sacado de un concesionario sin estrenar, en el maletero un M-16 con
varios cargadores, granadas de mano y algo de comida. Cristina y yo nos miramos y arrancamos el
coche rumbo a Serbia, eso si, sin ninguna prisa y haciendo varias paradas en el
camino.