lunes, 13 de febrero de 2012

CHARLES DE GAULLE (R 91) I PARTE


Volaba siguiendo la línea de costa, que es una forma sencilla de no perderse sin tener que estar constantemente pendiente de los instrumentos de navegación, cuando varios testigos de alarma del helicóptero se encendieron simultáneamente, dándome un susto de muerte.  Aun con mis escasos conocimientos estaba claro que las alarmas que estaban saltando eran las que te indican que tu aparato esta siendo rastreado por un dispositivo de infrarrojos, en condiciones normales el piloto del helicóptero hubiera lanzado bengalas y objetos reflectantes y hubiera maniobrado bruscamente para evitar que algún misil le volara el culo o le siguieran teniendo enganchado.    Yo ni tenia la pericia ni las armas para evitar un ataque, así que lo único que podía hacer era esperar, deje el helicóptero en estacionario a unos 300 metros del suelo y empecé a buscar frecuencias de radio, imagine que según estaba el mundo, nadie dispararía a otro humano sin preguntar primero, todo los que seguíamos con vida el mundo teníamos claro que era una guerra contra los zombis.

Primero probé el canal 16 de VHF, luego pase al 70 que eran las frecuencias normales de socorro, seguían sin recibir nada, probé con el 2.187.5 de Onda Media y bingo.  Era un radioperador de un navio de combate, le informe de mi situación y me ordenaron que no me moviera, que una aeronave vendría a mi encuentro.   Yo estaba esperando la llegada de otro helicóptero cuando un  punto negro apareció en el horizonte, maniobro para ponerse a mi altura, era un Panther 365 francés,,  miles de preguntas se amontonaban en mi cabeza, - ¿Quedaría algún país o gobierno en pie? ¿Habían empezado la reconquista de los territorios infectados? Estas preguntas y muchas mas se despejarían en breve, el piloto me hizo señas para que lo siguiera y en 10 minutos de vuelo divise un convoy de unos 20 grandes barcos y otros muchos mas pequeños, había de todo: petroleros, cargueros , un transatlántico, yates de lujo y al frente un portaaviones, el Charles de Gaulle Frances, era uno de los pocos navíos nucleares que no eran del ejercito americano,  era formidable debía de tener mas de 250 m de eslora y 60 de manga.  Estos monstruos podían tener una autonomía de mas de 5 años, el sitio ideal para una cuarentena de larga duración.

Aun estaba aterrizando en la cubierta del barco cuando gran parte de mis dudas quedaron despejadas, no era una flota de desembarco para reconquistar el terreno infectado.  Era el refugio de todo el que había escapado por mar.    El único sitio donde no había llegado la horda zombi, era mar adentro y allí estaban todos los refugiados.

Cuando aterrice, pase varios reconocimientos médicos, note una gran paranoia, nadie se acercaba a mi, por miedo a la infección.  Mas tarde  me llevaron a una sala donde algunos militares y políticos me esperaban para que los informara de la situación en tierra.   Les conté que en los últimos meses, solo había tenido contacto con pequeños grupos que se organizaban como podían en medios rurales,  sin tecnología y por sus propios medios.  Que las grandes ciudades estaban todas perdidas, era imposible acercarse a ellas.   Además grupos de saqueadores campaban a sus anchas sin una policía o un ejercito que los parara los pies.

Cuando termine mi alocución mis interlocutores quedaron cariacontecidos,  las esperanzas que habían puesto en que yo fuera portador de buenas noticias se habían esfumado y salieron de la sala cabizbajos, solo un militar quedo en ella, que se acerco a mí con tono paternalista.

-         Gracias hijo, un oficial te asignara algún barco de refugiados para que puedas descansar y comer algo. 
-         No puedo quedarme aquí ¿Qué pasa con mi helicóptero? Le interpele.
-         En este barco hay sitio para 2000 personas y estamos cerca de 4000, hemos tenido que arrojar los aviones al mar para hacer sitio a los refugiados, no hay sitio para deseos personales, en cuanto a tu helicóptero, tomaremos una decisión y te la comunicaremos lo mas seguro es que acabe también en el fondo del océano. -  Sin darme tiempo a protestar dio media vuelta y también abandono la sala.

Estaba a punto de ser trasladado del portaviones  a un carguero, eso suponía el adiós a mi helicóptero y mi libertad, cuando llego un tipo con bigote  y nos detuvo.

-         ¿Este es el piloto del helicóptero ruso? Pregunto al oficial que me llevaba al carguero.
-         Si, me han ordenado que lo realoje en uno de los barcos.
-         Cambio de órdenes – dijo el tipo del bigote -  le han asignado con el escuadrón de  pilotos de helicóptero,  necesitamos alguien que pilote el helicóptero ruso, así que de momento se quedara con nosotros.

El tipo del bigote me informo que ellos no tenían helicópteros de combate, que mi MI-24 era necesario y yo era el único que tenia experiencia en su manejo.  Me guió por el barco, la verdad es que el barco estaba saturado de gente por todas las cubiertas, parece ser que había tenido suerte, que ellos y los pilotos de avión tenían mas espacio que el resto, aun conservaban algún privilegio.   Mi camarote que aunque por el tamaño debía de ser individual,  el dueño lo compartiría conmigo.  Nos tendríamos que turna a la hora de dormir, ya que no había sitio para dos camas.    Mi nuevo compañero se llamaba Nicola, era un tipo rubio, apuesto un poco mas bajo que yo, pilotaba un helicóptero de la policía en Paris cuando ocurrió.    El tipo no solo no me recibió con aspereza, que hubiera sido la reacción lógica con un tipo que se mete en tu casa, sino que además me presto un mono viejo que tenia y útiles de aseo.    Rápidamente nos pusimos deacuerdo en los turnos para dormir y me puso al día de las rutinas del barco, no contamos nuestras aventuras y desventuras desde que empezó la infección y empezó una gran amistad..

Unos días después yo estaba arto del portaviones, planeando la forma de marcharme y seguir mi camino cuando me informaron que me habían asignado como copiloto en una misión.   Era un misión de reconocimiento, había que ir a tierra firme en busca de sitios de interés, había que marcar cualquier lugar que tuviera agua, comida, piezas de recambio para los barcos  y sobre todo combustible, las reservas eran escasas y los barcos y lo helicópteros necesitaban combustible,  mas tarde se haría una incursión terrestre para recuperarlo. 

 Cuando estábamos haciendo el checklist de  mi MI-24 vi dentro de otro aparato a dos chicas muy guapas, a pesar de llevar el pelo recogido con una coleta, gafas de sol y casco, no pasaban inadvertidas.  Nicola me miro y me dio un codazo -  Pórtate bien y uno de estos días te las presentare - me había leído el pensamiento.

Durante el vuelo interrogué a Nicola acerca de las dos chicas.  Se llamaban Corine y Natalie eran Belgas y pilotaban el helicóptero del jefe de estado de su país, era uno de los políticos refugiados en el portaaviones,  también habían sido asignadas a nuestro escuadrón y salían en misión de reconocimiento, Nicola ya había volado varias veces con ellas y decía que era imposible follar con ellas.  La conversación se corto cuando divise una refinería de petróleo, podía ser la solución a la escased de combustible de la flota.   

Un par de días después me informaron que tenía que asistir al briefing de una incursión, para dar apoyo desde el aire con mi MI-24.    Allí estábamos esperando sentados Nicola y yo cuando llegaron Corine y Natalie y se sentaron a nuestro lado y nos sonrieron, pero cuando iba a abrir la boca para entablar conversación, entraron en la sala el almirante y otros oficiales y se puso todo el mundo en pie.  Luego el almirante presento a el oficial al mando de la operación, era un coronel de infantería, con su bigote,  mas preocupado de su aspecto que de la misión,  durante varias horas nos tuvo a todos sentados planificando una misión de chichinabo.  Si yo hubiera planificado tan mal una incursión cuando estaba en el grupo operativo de la Spetsnaz, me hubieran fusilado y este tipo se permitía planificar una chapuza y encima gastar bromas.   Nuestra labor consistía en dar vueltas en el aire, dando apoyo aéreo con el helicóptero, cargado de bombas de 250 kg y una ametralladora de 12,7 mm  por si se ponían mal las cosas.  

La misión empezó relativamente bien,  llegamos a la refinería minutos antes que las tropas de tierra,  la cosa estaba tranquila, algún zombi aislado, seguramente los antiguos trabajadores de la refinería.     La columna llego a continuación, habilitando un perímetro de seguridad y eliminando todos los zombis de una manera rápida y limpia, se notaba que eran legionarios, una de las mejores fuerzas de choque del mundo.   Después de una hora sobrevolando la refinería  sin incidencias significativas, ocurrió algo extraño.     Una mujer corría hacia la refinería, al principio pensamos que era otra infectada que se acercaba a recibir su tiro en la cabeza, pero paro y se puso ha hacer aspavientos con las manos. ¿Seria una superviviente?, llamamos al equipo de tierra para que alguien se acercara a recogerla. 

Entonces la cosa se puso fea, un grupo numeroso de zombis la estaban cercando, la chica, llevaba un fusil que manejaba con soltura y puntería, los zombis caían conforme se acercaban a ella, pero el equipo de tierra no llegaba y ella tarde o temprano fallaría, ya fuera por falta de munición o por que lo tiros estaban atrayendo cada vez a una mayor cantidad de zombis., teníamos que actuar rápido, o bajaba yo, o esa chica lo iba a pasar mal  Por radio informe al mando de tierra de la difícil situación y pedí permiso para bajar a ayudarla, me ordenaron que esperara al equipo de tierra, entonces me alegre de no ser militar, que coño me iban a hacer si no obedecía ¿echarme? No caería esa breva.      Descendí  lo mas rápido que pude, se nos había ido mucho tiempo y la cosa estaba muy jodida, al final cuando llegue a ella, los zombis estaban a punto de moderna, la chica subió al como pudo, uno de los últimos zombis la arranco uno de los tirantes dejando uno de sus pechos al descubierto, un rápido disparo de Nicola le reventó la cabeza, la salvo de milagro.

Era una chica joven, rubia de cuerpo atlético, con gafas de espejo que le daban un aire misterioso, vestía vaqueros y una camiseta rota de tirantes que dejaba ver un enorme pecho.

-         Gracias chicos, me habéis salvado el culo, me llamo Verónika. – La tía tenía unos huevos como el caballo del espartero.
-         Yo me llamo Nicola y este es Iván – Contesto rápidamente mi compañero con un tono de voz desconocido para mí, mientras sonreía sospechosamente.
-         Nicola vamos a la factoría, el coronel quiere que se la llevemos -  Los interrumpí.

Dejamos a la chica en la factoría con gran pena y continuamos nuestra patrulla aérea esperando el final de la operación, mientras Nicola no paraba de hablar de las peras de la  chica.   Un rato después vimos como todo el personal empezaba a montar de nuevo en los camiones,  buen momento ya que los zombis seguían viniendo y cada vez en mas numero.     Entonces el control de tierra se puso de nuevo en contacto con nosotros,  pero no para ordenarnos regresar a la base, sino para informarnos del cambio de planes, íbamos a efectuar un rescate.   Al parecer Veronika estaba refugiada en un centro comercial a unos pocos kilómetros de nuestra posición, con un montón de gente muchos de ellos niños, estaban al límite de su resistencia, cuando oyeron el helicóptero y Veronika salio a buscar ayuda.  Ahora el gilipollas del coronel quería ponerse una medalla rescatándolos.

Volamos hacia el centro comercial, a simple vista se veía que la cosa estaba jodida, había miles de zombis que se habían ido acercando con pasar de los días, cercando el centro comercial.   Mi primer comunicado por radio fue para sugerir que necesitábamos muchos mas hombres para acabar con semejante cantidad de zombis.   El coronel hizo caso omiso y continuo con el rescate.    Con la misma destreza que habían tenido en la factoría, el grupo de tierra llegó y se abrieron paso hasta una de las puertas del centro comercial.   Entonces los refugiados empezaron a salir de dentro y a montar en los camiones que llevábamos, nosotros empezamos a escupir balas por la Gatlin 12,70, parecía que todo iba a salir bien, pero como pasa con las cosas que no se planifican, empezaron a surgir los problemas, los camiones ya estaban llenos de gente y seguía saliendo gente del centro comercial, no cabían todos y la gene empezó a ponerse nerviosa, además por muchos zombis que cayeran seguían llegando mas, poco a poco la munición empezó a escasear y la cantidad de zombis iba increcendo.

  Entonces el Coronel dio orden de escapar con los que ya hubieran montando, como todavía quedaba gente dentro del centro comercial, el pánico y el miedo se apodero de la gente que intentaba subir a cualquiera de los vehículos, pelando con los soldados y con el resto, desesperados.  Según iban subiendo soldados a los camiones, había menos fuego de cobertura y  los zombis se acercaban peligrosamente, la cosa apuntaba a desastre.     De pronto Verónica bajo de un camión y volvió a entrar dentro del centro comercial, un pequeño grupo de soldados la siguió y eso dio confianza a la gente que dejo de intentar abordar los camiones y volvieron  a entrar, unas 50 personas siguieron detrás de ella.

  Los camiones arrancaron y atravesaron la horda llevándose por delante a los que se ponía en su camino, cientos de zombis salían despedidos o eran aplastados por los vehículos.   Cuando el convoy se alejo los zombis se volvieron a poner su atención en la puerta del centro comercial que ahora estaba destrozada y con carne fresca.


-         Hemos alcanzado el punto de no retorno, hay que lanzar las bombas y volver, me dijo Nicola.
–        Llama al portaaviones y pide una evacuación en helicóptero, quizá podamos sacarles por el tejado del centro comercial.- le dije a Nicola.
–        Ya la he pedido, llegaran en 30 minutos, ahora tenemos que irnos – me respondió.
–        No podemos irnos, hay que darles tiempo, asciende a 500m voy a lanzar las bombas

Las bombas alcanzaron de pleno a la horda, volvimos a descender y sobrevolar el sitio del impacto, esperaba verlo sembrado de cadáveres  destrozados, pero los jodidos zombis seguían hay,   multitud de zombis desmembrados, avanzaban sin manos, sin pies,  arrastrándose sus cuerpos hacia la puerta.   Las bombas no servían para nada, solo habíamos ganado unos minutos, nos pusimos en contacto con el grupo de tierra para que se atrincheraran en el tejado, dentro de poco seria el único sitio donde poder aterrizar. 

-         Iván estamos casi sin combustible, tenemos que regresar.
-         No vamos a volver, todavía podemos hacer algo mas por ellos,- Apunte la ametralladora  del helicóptero contra la horda y dispare los proyectiles que quedaban  apenas acabaron con una oleada
-         Solo queda una cosa que podamos hacer, para ayudar a Veronika -  Nicola hizo un gesto de aprobación y empezó a descender, mientras descendíamos veíamos como los zombis se acercaban al boquete abierto, por un momento me recordaron las imágenes del primer día de  las rebajas, cuando la gente esperaba la apertura del centro comercial y entraban todos en estampida.

Entonces Nicola con una gran dominio del aparato inclino el rotor principal hasta que las aspas quedaron a poco mas de un metro del suelo, delante del boquete,  entonces empezaron a llegar oleadas de zombis que quedaban trituradas sistemáticamente, si hubiera sido creyente, me hubiera puesto a rezar, porque la cantidad de zombis triturándose hacían que el aparato se balanceara, lo que a esa distancia del suelo era una lotería.

Minutos después llego el primer helicóptero de rescate y Nicola se elevo dejando que los zombis entraran por el boquete, ya no había peligro,  yo lo felicite y el me dijo que había sido pan comido, pero grandes gotas de sudor le caían por la frente. – Ahora será mejor que busquemos el avión de abastecimiento en vuelo o vamos a caer como una piedra. -  los dos reímos.


Cuando llegamos al portaaviones todo fueron abrazos y felicitaciones, se monto una  fiesta improvisada entre los tripulantes y los civiles rescatados.   Yo estaba tan cansado que me fui al camarote a ver si podía dormir un rato a pesar de que era el turno de Nicola, pero como el llevaba desde que habíamos aterrizado pegado a Veronika tenia un margen de unos minutos para descansar, las fiestas no eran para mi.  Cuando llegue al camarote y abrí la puerta se me quedaron los ojos como platos, Nicola ya estaba tumbado en la cama con Veronika encima suya, cabalgándole, sus enormes peras subían y bajaban mientras mis ojos acompañaban su movimiento.  Entonces pararon y ambos se me miraron, solo atine a decir – lo siento – y cerré la puerta.   Me decante por la opción de ir a la cafetería a hacer tiempo hasta que pudiera volver a mi camarote a dormir, entonces me tope de frente con Natalie y Corine, estaba tan cansado que no tenia ni fuerzas para trastearlas.

-         Hola, te llamas Ivan ¿verdad? Me dijo Natalie cortándome el paso.
-         Queremos felicitarte por lo de hoy, habéis salvado a mucha gente – prosiguió Corine.
-         Solo he cumplido con mi obligación. -  Conteste en un alarde de modestia, la fortuna me sonreía.
-         ¿Donde vas tu solo? Deberías estar celebrándolo con todo el mundo.
-         La verdad es que solo quiero dormir, pero mi compañero se me ha adelantado y no tengo donde caerme dentro -  Las respondí recordando la escena de Nicola y Veronika.

Entonces las dos chicas se miraron con complicidad  y agarrandome cada una de un brazo empezaron a tirar de mi.

-         Si quieres puedes venir a nuestro camarote, allí podrías descansar -, dijo una.
-         Si, claro después de tomar una copa para celebrarlo -, dijo la otra mientras ambas reían.

Asentí con la cabeza y a los pocos minutos estábamos los tres desnudos en un camarote tan pequeño como el nuestro, con una botella de champán, bebiendo y bailando agarrado a ellas.  Del baile pasamos a los besos y el sobeteo.   Y del sobeteo a  ……..

Continuara………

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