Volaba siguiendo la línea de costa, que es una forma
sencilla de no perderse sin tener que estar constantemente pendiente de los
instrumentos de navegación, cuando varios testigos de alarma del helicóptero se
encendieron simultáneamente, dándome un susto de muerte. Aun con mis
escasos conocimientos estaba claro que las alarmas que estaban saltando eran
las que te indican que tu aparato esta siendo rastreado por un dispositivo de
infrarrojos, en condiciones normales el piloto del helicóptero hubiera lanzado
bengalas y objetos reflectantes y hubiera maniobrado bruscamente para evitar
que algún misil le volara el culo o le siguieran teniendo
enganchado. Yo ni tenia la pericia ni las armas para evitar
un ataque, así que lo único que podía hacer era esperar, deje el helicóptero en
estacionario a unos 300
metros del suelo y empecé a buscar frecuencias de radio,
imagine que según estaba el mundo, nadie dispararía a otro humano sin preguntar
primero, todo los que seguíamos con vida el mundo teníamos claro que era una
guerra contra los zombis.
Primero probé el canal 16 de VHF, luego pase al 70 que eran
las frecuencias normales de socorro, seguían sin recibir nada, probé con el
2.187.5 de Onda Media y bingo. Era un radioperador de un navio de
combate, le informe de mi situación y me ordenaron que no me moviera, que una
aeronave vendría a mi encuentro. Yo estaba esperando la llegada de
otro helicóptero cuando un punto negro apareció en el horizonte, maniobro
para ponerse a mi altura, era un Panther 365 francés,, miles de preguntas
se amontonaban en mi cabeza, - ¿Quedaría algún país o gobierno en pie? ¿Habían
empezado la reconquista de los territorios infectados? Estas preguntas y muchas
mas se despejarían en breve, el piloto me hizo señas para que lo siguiera y en
10 minutos de vuelo divise un convoy de unos 20 grandes barcos y otros muchos
mas pequeños, había de todo: petroleros, cargueros , un transatlántico, yates
de lujo y al frente un portaaviones, el Charles de Gaulle Frances, era uno de
los pocos navíos nucleares que no eran del ejercito americano, era
formidable debía de tener mas de 250
m de eslora y 60 de manga. Estos monstruos podían
tener una autonomía de mas de 5 años, el sitio ideal para una cuarentena de
larga duración.
Aun estaba aterrizando en la cubierta del barco cuando gran
parte de mis dudas quedaron despejadas, no era una flota de desembarco para
reconquistar el terreno infectado. Era el refugio de todo el que había
escapado por mar. El único sitio donde no había llegado la
horda zombi, era mar adentro y allí estaban todos los refugiados.
Cuando aterrice, pase varios reconocimientos médicos, note
una gran paranoia, nadie se acercaba a mi, por miedo a la infección. Mas
tarde me llevaron a una sala donde algunos militares y políticos me
esperaban para que los informara de la situación en tierra. Les
conté que en los últimos meses, solo había tenido contacto con pequeños grupos
que se organizaban como podían en medios rurales, sin tecnología y por
sus propios medios. Que las grandes ciudades estaban todas perdidas, era
imposible acercarse a ellas. Además grupos de saqueadores campaban
a sus anchas sin una policía o un ejercito que los parara los pies.
Cuando termine mi alocución mis interlocutores quedaron
cariacontecidos, las esperanzas que habían puesto en que yo fuera
portador de buenas noticias se habían esfumado y salieron de la sala
cabizbajos, solo un militar quedo en ella, que se acerco a mí con tono
paternalista.
- Gracias
hijo, un oficial te asignara algún barco de refugiados para que puedas
descansar y comer algo.
- No puedo
quedarme aquí ¿Qué pasa con mi helicóptero? Le interpele.
- En este
barco hay sitio para 2000 personas y estamos cerca de 4000, hemos tenido que
arrojar los aviones al mar para hacer sitio a los refugiados, no hay sitio para
deseos personales, en cuanto a tu helicóptero, tomaremos una decisión y te la
comunicaremos lo mas seguro es que acabe también en el fondo del océano. -
Sin darme tiempo a protestar dio media vuelta y también abandono la sala.
Estaba a punto de ser trasladado del portaviones a un
carguero, eso suponía el adiós a mi helicóptero y mi libertad, cuando llego un
tipo con bigote y nos detuvo.
- ¿Este es
el piloto del helicóptero ruso? Pregunto al oficial que me llevaba al carguero.
- Si, me han
ordenado que lo realoje en uno de los barcos.
- Cambio de
órdenes – dijo el tipo del bigote - le han asignado con el escuadrón
de pilotos de helicóptero, necesitamos alguien que pilote el
helicóptero ruso, así que de momento se quedara con nosotros.
El tipo del bigote me informo que ellos no tenían
helicópteros de combate, que mi MI-24 era necesario y yo era el único que tenia
experiencia en su manejo. Me guió por el barco, la verdad es que el barco
estaba saturado de gente por todas las cubiertas, parece ser que había tenido
suerte, que ellos y los pilotos de avión tenían mas espacio que el resto, aun
conservaban algún privilegio. Mi camarote que aunque por el tamaño
debía de ser individual, el dueño lo compartiría conmigo. Nos
tendríamos que turna a la hora de dormir, ya que no había sitio para dos
camas. Mi nuevo compañero se llamaba Nicola, era un tipo
rubio, apuesto un poco mas bajo que yo, pilotaba un helicóptero de la policía
en Paris cuando ocurrió. El tipo no solo no me recibió con
aspereza, que hubiera sido la reacción lógica con un tipo que se mete en tu
casa, sino que además me presto un mono viejo que tenia y útiles de
aseo. Rápidamente nos pusimos deacuerdo en los turnos para
dormir y me puso al día de las rutinas del barco, no contamos nuestras
aventuras y desventuras desde que empezó la infección y empezó una gran
amistad..
Unos días después yo estaba arto del portaviones, planeando
la forma de marcharme y seguir mi camino cuando me informaron que me habían
asignado como copiloto en una misión. Era un misión de
reconocimiento, había que ir a tierra firme en busca de sitios de interés,
había que marcar cualquier lugar que tuviera agua, comida, piezas de recambio
para los barcos y sobre todo combustible, las reservas eran escasas y los
barcos y lo helicópteros necesitaban combustible, mas tarde se haría una
incursión terrestre para recuperarlo.
Cuando estábamos haciendo el checklist de mi
MI-24 vi dentro de otro aparato a dos chicas muy guapas, a pesar de llevar el
pelo recogido con una coleta, gafas de sol y casco, no pasaban
inadvertidas. Nicola me miro y me dio un codazo - Pórtate bien y
uno de estos días te las presentare - me había leído el pensamiento.
Durante el vuelo interrogué a Nicola acerca de las dos
chicas. Se llamaban Corine y Natalie eran Belgas y pilotaban el
helicóptero del jefe de estado de su país, era uno de los políticos refugiados
en el portaaviones, también habían sido asignadas a nuestro escuadrón y
salían en misión de reconocimiento, Nicola ya había volado varias veces con
ellas y decía que era imposible follar con ellas. La conversación se
corto cuando divise una refinería de petróleo, podía ser la solución a la
escased de combustible de la flota.
Un par de días después me informaron que tenía que asistir
al briefing de una incursión, para dar apoyo desde el aire con mi
MI-24. Allí estábamos esperando sentados Nicola y yo cuando
llegaron Corine y Natalie y se sentaron a nuestro lado y nos sonrieron, pero
cuando iba a abrir la boca para entablar conversación, entraron en la sala el
almirante y otros oficiales y se puso todo el mundo en pie. Luego el
almirante presento a el oficial al mando de la operación, era un coronel de
infantería, con su bigote, mas preocupado de su aspecto que de la
misión, durante varias horas nos tuvo a todos sentados planificando una
misión de chichinabo. Si yo hubiera planificado tan mal una incursión
cuando estaba en el grupo operativo de la Spetsnaz, me hubieran fusilado y este
tipo se permitía planificar una chapuza y encima gastar bromas.
Nuestra labor consistía en dar vueltas en el aire, dando apoyo
aéreo con el helicóptero, cargado de bombas de 250 kg y una ametralladora
de 12,7 mm por si se ponían mal las cosas.
La misión empezó relativamente bien, llegamos a la
refinería minutos antes que las tropas de tierra, la cosa estaba
tranquila, algún zombi aislado, seguramente los antiguos trabajadores de la
refinería. La columna llego a continuación, habilitando
un perímetro de seguridad y eliminando todos los zombis de una manera rápida y
limpia, se notaba que eran legionarios, una de las mejores fuerzas de choque
del mundo. Después de una hora sobrevolando la refinería sin
incidencias significativas, ocurrió algo extraño. Una
mujer corría hacia la refinería, al principio pensamos que era otra infectada
que se acercaba a recibir su tiro en la cabeza, pero paro y se puso ha hacer
aspavientos con las manos. ¿Seria una superviviente?, llamamos al equipo de
tierra para que alguien se acercara a recogerla.
Entonces la cosa se puso fea, un grupo numeroso de zombis la
estaban cercando, la chica, llevaba un fusil que manejaba con soltura y
puntería, los zombis caían conforme se acercaban a ella, pero el equipo de
tierra no llegaba y ella tarde o temprano fallaría, ya fuera por falta de
munición o por que lo tiros estaban atrayendo cada vez a una mayor cantidad de
zombis., teníamos que actuar rápido, o bajaba yo, o esa chica lo iba a pasar
mal Por radio informe al mando de tierra de la difícil situación y pedí
permiso para bajar a ayudarla, me ordenaron que esperara al equipo de tierra,
entonces me alegre de no ser militar, que coño me iban a hacer si no obedecía
¿echarme? No caería esa breva. Descendí lo
mas rápido que pude, se nos había ido mucho tiempo y la cosa estaba muy jodida,
al final cuando llegue a ella, los zombis estaban a punto de moderna, la chica
subió al como pudo, uno de los últimos zombis la arranco uno de los tirantes
dejando uno de sus pechos al descubierto, un rápido disparo de Nicola le
reventó la cabeza, la salvo de milagro.
Era una chica joven, rubia de cuerpo atlético, con gafas de
espejo que le daban un aire misterioso, vestía vaqueros y una camiseta rota de
tirantes que dejaba ver un enorme pecho.
- Gracias
chicos, me habéis salvado el culo, me llamo Verónika. – La tía tenía unos
huevos como el caballo del espartero.
- Yo me
llamo Nicola y este es Iván – Contesto rápidamente mi compañero con un tono de
voz desconocido para mí, mientras sonreía sospechosamente.
- Nicola
vamos a la factoría, el coronel quiere que se la llevemos - Los
interrumpí.
Dejamos a la chica en la factoría con gran pena y
continuamos nuestra patrulla aérea esperando el final de la operación, mientras
Nicola no paraba de hablar de las peras de la chica. Un rato
después vimos como todo el personal empezaba a montar de nuevo en los
camiones, buen momento ya que los zombis seguían viniendo y cada vez en
mas numero. Entonces el control de tierra se puso de
nuevo en contacto con nosotros, pero no para ordenarnos regresar a la
base, sino para informarnos del cambio de planes, íbamos a efectuar un
rescate. Al parecer Veronika estaba refugiada en un centro
comercial a unos pocos kilómetros de nuestra posición, con un montón de gente
muchos de ellos niños, estaban al límite de su resistencia, cuando oyeron el helicóptero
y Veronika salio a buscar ayuda. Ahora el gilipollas del coronel quería
ponerse una medalla rescatándolos.
Volamos hacia el centro comercial, a simple vista se veía
que la cosa estaba jodida, había miles de zombis que se habían ido acercando
con pasar de los días, cercando el centro comercial. Mi primer
comunicado por radio fue para sugerir que necesitábamos muchos mas hombres para
acabar con semejante cantidad de zombis. El coronel hizo caso omiso
y continuo con el rescate. Con la misma destreza que habían
tenido en la factoría, el grupo de tierra llegó y se abrieron paso hasta una de
las puertas del centro comercial. Entonces los refugiados empezaron
a salir de dentro y a montar en los camiones que llevábamos, nosotros empezamos
a escupir balas por la Gatlin 12,70, parecía que todo iba a salir bien, pero
como pasa con las cosas que no se planifican, empezaron a surgir los problemas,
los camiones ya estaban llenos de gente y seguía saliendo gente del centro
comercial, no cabían todos y la gene empezó a ponerse nerviosa, además por
muchos zombis que cayeran seguían llegando mas, poco a poco la munición empezó
a escasear y la cantidad de zombis iba increcendo.
Entonces el Coronel dio orden de escapar con los que
ya hubieran montando, como todavía quedaba gente dentro del centro comercial,
el pánico y el miedo se apodero de la gente que intentaba subir a cualquiera de
los vehículos, pelando con los soldados y con el resto, desesperados.
Según iban subiendo soldados a los camiones, había menos fuego de cobertura
y los zombis se acercaban peligrosamente, la cosa apuntaba a
desastre. De pronto Verónica bajo de un camión y volvió
a entrar dentro del centro comercial, un pequeño grupo de soldados la siguió y
eso dio confianza a la gente que dejo de intentar abordar los camiones y
volvieron a entrar, unas 50 personas siguieron detrás de ella.
Los camiones arrancaron y atravesaron la horda
llevándose por delante a los que se ponía en su camino, cientos de zombis
salían despedidos o eran aplastados por los vehículos. Cuando el
convoy se alejo los zombis se volvieron a poner su atención en la puerta del
centro comercial que ahora estaba destrozada y con carne fresca.
- Hemos
alcanzado el punto de no retorno, hay que lanzar las bombas y volver, me dijo
Nicola.
– Llama al
portaaviones y pide una evacuación en helicóptero, quizá podamos sacarles por
el tejado del centro comercial.- le dije a Nicola.
– Ya la he pedido,
llegaran en 30 minutos, ahora tenemos que irnos – me respondió.
– No podemos
irnos, hay que darles tiempo, asciende a 500m voy a lanzar las bombas
Las bombas alcanzaron de pleno a la horda, volvimos a
descender y sobrevolar el sitio del impacto, esperaba verlo sembrado de
cadáveres destrozados, pero los jodidos zombis seguían hay,
multitud de zombis desmembrados, avanzaban sin manos, sin
pies, arrastrándose sus cuerpos hacia la puerta. Las bombas
no servían para nada, solo habíamos ganado unos minutos, nos pusimos en
contacto con el grupo de tierra para que se atrincheraran en el tejado, dentro
de poco seria el único sitio donde poder aterrizar.
- Iván
estamos casi sin combustible, tenemos que regresar.
- No vamos a
volver, todavía podemos hacer algo mas por ellos,- Apunte la
ametralladora del helicóptero contra la horda y dispare los proyectiles
que quedaban apenas acabaron con una oleada
- Solo queda
una cosa que podamos hacer, para ayudar a Veronika - Nicola hizo un gesto
de aprobación y empezó a descender, mientras descendíamos veíamos como los
zombis se acercaban al boquete abierto, por un momento me recordaron las
imágenes del primer día de las rebajas, cuando la gente esperaba la
apertura del centro comercial y entraban todos en estampida.
Entonces Nicola con una gran dominio del aparato inclino el
rotor principal hasta que las aspas quedaron a poco mas de un metro del suelo,
delante del boquete, entonces empezaron a llegar oleadas de zombis que
quedaban trituradas sistemáticamente, si hubiera sido creyente, me hubiera
puesto a rezar, porque la cantidad de zombis triturándose hacían que el aparato
se balanceara, lo que a esa distancia del suelo era una lotería.
Minutos después llego el primer helicóptero de rescate y
Nicola se elevo dejando que los zombis entraran por el boquete, ya no había
peligro, yo lo felicite y el me dijo que había sido pan comido, pero
grandes gotas de sudor le caían por la frente. – Ahora será mejor que busquemos
el avión de abastecimiento en vuelo o vamos a caer como una piedra. - los
dos reímos.
Cuando llegamos al portaaviones todo fueron abrazos y
felicitaciones, se monto una fiesta improvisada entre los tripulantes y
los civiles rescatados. Yo estaba tan cansado que me fui al
camarote a ver si podía dormir un rato a pesar de que era el turno de Nicola,
pero como el llevaba desde que habíamos aterrizado pegado a Veronika tenia un
margen de unos minutos para descansar, las fiestas no eran para mi. Cuando
llegue al camarote y abrí la puerta se me quedaron los ojos como platos, Nicola
ya estaba tumbado en la cama con Veronika encima suya, cabalgándole, sus
enormes peras subían y bajaban mientras mis ojos acompañaban su
movimiento. Entonces pararon y ambos se me miraron, solo atine a decir –
lo siento – y cerré la puerta. Me decante por la opción de ir a la
cafetería a hacer tiempo hasta que pudiera volver a mi camarote a dormir,
entonces me tope de frente con Natalie y Corine, estaba tan cansado que no tenia
ni fuerzas para trastearlas.
- Hola, te
llamas Ivan ¿verdad? Me dijo Natalie cortándome el paso.
- Queremos
felicitarte por lo de hoy, habéis salvado a mucha gente – prosiguió Corine.
- Solo he
cumplido con mi obligación. - Conteste en un alarde de modestia, la
fortuna me sonreía.
- ¿Donde vas
tu solo? Deberías estar celebrándolo con todo el mundo.
- La verdad
es que solo quiero dormir, pero mi compañero se me ha adelantado y no tengo
donde caerme dentro - Las respondí recordando la escena de Nicola y
Veronika.
Entonces las dos chicas se miraron con complicidad y
agarrandome cada una de un brazo empezaron a tirar de mi.
- Si quieres
puedes venir a nuestro camarote, allí podrías descansar -, dijo una.
- Si, claro
después de tomar una copa para celebrarlo -, dijo la otra mientras ambas reían.
Asentí con la cabeza y a los pocos minutos estábamos los
tres desnudos en un camarote tan pequeño como el nuestro, con una botella de
champán, bebiendo y bailando agarrado a ellas. Del baile pasamos a los
besos y el sobeteo. Y del sobeteo a ……..
Continuara………
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