martes, 8 de mayo de 2012

FASGA


Durante todo el día navegamos rumbo a Helsinki.  Ninguno de los dos éramos expertos navegantes y aunque ella hacia lo posible por intentar ayudarme, no se daba cuenta que para mi, era un tortura verla pasar delante de mi con ese pantaloncito corto y  esa camisa mal abrochada que continuamente atraía mi mirada furtiva  hacia sus escote y me distraía de la navegación.   Y yo que debía de pensar en un plan para llegar sanos y salvos, solo podía pensar en la manera de pasármela por la piedra.

Poco a poco fue llegando la noche y divisamos Helsinki, no nos acercamos, directamente dirigimos el velero hacia el río Kymijoki y empezamos a navegarlo río arriba ya sin apenas luz.  Llevábamos unos cientos de metros en el río cuando empezamos a escuchar golpes en el casco del velero.     Me acerque a la proa del barco buscando el motivo de los golpes.   Cuando vi los zombis en el agua golpeando el casco del velero me quede helado.   A Sofía la entro un ataque de pánico, se puso muy nerviosa, la agarre fuertemente y sin que pudiera moverse la dije.

-     Tranquila no pueden subir al barco – Mis primeras palabras no surtieron efecto, seguía fuera de si.
-     Yo cuidare de ti – La abrace, al tiempo que la solté un morreo en la boca.

Sus ojos se abrieron como platos y no fue capaz de articular palabra, pero surtió efecto y Sofía se tranquilizo. 

 Navegábamos río arriba y mientras quedaba un poco de luz, hicimos lo posible por esquivar a los zombis que sistemáticamente pasaban flotando río abajo y que cuando se topaban con el barco lo golpeaban frenéticamente, de alguna forma ellos sabían que estábamos dentro y se sentían frustrados de no poder abordarnos.

-     Ya no se ve nada, lo mejor es echar el ancla y pasar aquí la noche -  La dije mientras preparaba los aparejos.
-     Voy a ver si queda algo para cenar – contesto Sofía

Sofía agacho la cabeza y bajo al interior mientras yo terminaba de asegurar las velas, cuando termine baje la interior sin tener muy claro que iba a encontrarme, Sofia había estado un poco distante desde el beso.

-     Solo voy a coger unas mantas para dormir en cubierta – La dije para ver como reaccionaba.
-     No quiero dormir sola – me dijo mirándome a los ojos a la vez que desabrochaba su blusa, dejando todo su torso desnudo.

Sin dudarlo un momento me desnude y la abrace.   La tumbe en la cama y me puse sobre ella, nuestros cuerpos desnudos se rozaron y antes de que darme cuenta ya estábamos los dos abrazados besándonos.   Su piel era suave y su cuerpo se retorcía al contacto con el mío.   Ella aumentaba su excitación conforme yo recorría su cuerpo con mis manos.   Cuando no aguanto más la excitación, se subió encima mía y froto su coñito con mi polla.    A partir de ese momento ella se entrego a mi totalmente, lo que nos sumió a ambos en un éxtasis de placer.

Unas horas mas tarde ella dormía un profundo sueño, desnuda, abrazada a mi, cuando  unos ruidos en cubierta me alertaron.   No eran los golpes que durante toda la noche habían golpeado el casco.   Eran pasos, alboroto, estaban muy cerca, a unos pocos metros.  Lo más silenciosamente que pude, separe a Sofía de mi y me incorpore de la cama.   Busque a mi alrededor cualquier objeto que estuviera a mano y con el que arrear al intruso.  Recogí una botella de vino vacía y camine silencioso hacia la puerta.  En cubierta seguía el alboroto, no quería creerlo pero mi subconsciente tenia claro que iba a encontrarme, la única duda era cuantos.  Abrí la puerta y la luz del sol me cegó por un momento, puse la mano frente al sol y lo vi, allí esta el, un zombie, con el uniforme color caqui del ejército, hecho jirones y mojado.

 El ruido de la puerta llamo su atención sobre mi, se giro y se planto a un metro de distancia, estaba tan arrugado y tan desfigurado que su mirada me provoco un escalofrío y por un momento no reaccione.   Luego soltó un grito infrahumano que me saco del trance y se lanzo como una fiera sobre mí.  Gracias a mis buenos reflejos, me dio el tiempo justo de esquivarle, lo que provoco que cayera de bruces en el suelo del camarote.  Con un rápido movimiento, tire de la manta de la cama y se la eche al podrido por encima.  Sofía quedo desnuda sobre la cama y cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando volvió a entrar en pánico, por lo que entre los gritos del podrido y los de Sofía se monto un escándalo monumental.     Salte sobre la espalda del podrido, que estaba bajo la manta intentando zafarse y le arree con la botella en la cabeza, así una y otra vez hasta que no se movió nada debajo de la manta y solo un líquido negro viscoso corría por el camarote.   Me deje caer en la cama y Sofía se abrazo a mi,  la volví a besar en la boca para que se tranquilizara.  Luego hicimos el amor desenfrenadamente descargando la tensión que habíamos acumulado, mientras el zombi descansaba a los pies de la cama.

Por la mañana navegamos río arriba, hasta que llegamos al lago Tuusula, allí volvimos a echar el ancla y recogimos las cosas para desembarcar, estábamos a un par de kilómetros de su casa.    Antes de dejar el barco,  arrastre el cuerpo del podrido hasta cubierta para lanzarlo por la borda.  Estaba a punto de tirarlo cuando vi que aun llevaba su cartera en el pantalón, la registre.    Se trataba de un oficial, era comandante del estado mayor del ejército Finlandés y en la cartera además de los típicos objetos personales, fotos, tarjetas, etc. Había una orden urgente del estado mayor, de trasportar ordenes en un pendrive con información desde Helsinki a una base llamada FASGA.   Rebusque por sus bolsillos y lo encontré, no se si inservible por el agua, pero hay estaba, decidí guardarlo.

-  Conozco la base militar de Fasga, esta cerca de nuestra casa - me comento Sofía.

-  No te preocupes camarada, yo terminare la misión por ti -   le susurre al cuerpo mientras lo lanzaba por la borda del barco para que la corriente lo llevara.


Los dos cogimos cuanto pudimos y nos pusimos en marcha.   La zona estaba muy limpia, no había podridos que nos importunaran, lo cual era raro pues con la cantidad de ellos que nos habíamos topado río abajo, lo normal hubiera sido que la zona fuera un hervidero.

Poco después llegamos a la casa de Sofia, allí no había nadie, la casa estaba abandonada y a Sofía la invadió una gran tristeza, registramos la casa pero no encontramos ni un mensaje, ni una nota, solo el rastro de un abandono precipitado de la casa.  Lo bueno es que no había señales de pelea, ni de podridos, así que aun quedaba esperanza.

Pasamos unos días juntos en la casa.   Durante esos días no vimos ni a un solo podrido merodear por la zona, así que fue como unas vacaciones en el paraíso.  No se cuanto tiempo hubiéramos pasado allí follando todo el día como leones, si no hubiéramos encontrado ese pendrive.   Pero algo dentro de mi me decía, que debía ir a Fasga y cumplir la misión de ese pobre diablo.  

Una mañana Sofía y yo recogimos nuestras cosas y nos pusimos en camino, desde su  casa hasta la base solo había 15 kilómetros.  Ese mismo día podíamos ir y estar de vuelta al atardecer.  Era como una excursión.

Fue un camino tranquilo, aquella debía de ser la zona del mundo con menos infectados por km. cuadrado.    Solo cuando tuvimos a la vista los muros del acuartelamiento, empezamos a ser conscientes de lo íbamos a encontrar, un fuerte olor a podrido que nos obligo a taparnos la nariz y un lejano lamento.  Según nos acercábamos lo oíamos mas nítido, nos entro un congojo interior, nos temíamos lo peor y nuestros pasos se acortaron hasta el punto que nos constaba avanzar.   

Llegamos a la parte exterior del muro,  debía de medir 3 metros de alto, era de un ladrillo rojo llamativo que contrastaba con la nieve que empezaba a acumularse por todas partes en esa época del año.   Dentro se oían los gemidos de muchos zombis, quizás demasiados.  Pensándolo ahora, lo racional hubiera sido volver por donde vinimos y olvidarnos de ese cementerio.   Pero estábamos allí y simplemente queríamos mirar detrás del muro.

Le dije a Sofia que esperara abajo mientras yo escalaba el muro.  Cuando mi cabeza asomo y eche el primer vistazo, quede petrificado.   Dentro del cuartel había miles de cuerpos tirados por todas partes y cientos de zombis deambulando entre ellos. No me costo mucho imaginar lo que había pasado allí.     Por la cantidad de civiles y de tiendas improvisadas deduje que toda la población de la zona se refugio dentro del cuartel.   En un momento determinado un brote de la infección estalló, traído quizás por algún civil o quizás por algún militar de patrulla, eso nunca se sabrá.   Los había pillado a todos dentro,  por las señales de lucha los supervivientes debieron protegerse en el interior de los edificios, una vez rodeados era cuestión de tiempo que cayeran.   Ya nadie pudo salir de aquel cuartel, así es como todos los zombis de la zona quedaron juntos y afinados para siempre.

Iba a bajar del muro, cuando algo llamo mi atención, un podrido había caído en una especie de agujero enorme, la cosa hubiera quedado así, si no hubiera visto como era arrastrado por una corriente de agua, lo seguí con la mirada y vi como  atravesaba por debajo el muro del cuartel, una corriente de agua  lo llevaba hasta el río y de ahí al mar.   Esa era la explicación de los zombis que encontramos flotando en el río, poco a poco a cuentagotas caían al agujero.

Cuando descendí del muro le conté a Sofia lo que había visto.  

-     ¿Mi familia, puede que este dentro? -  pregunto con lágrimas en los ojos.
-     Ahí dentro, ya solo quedan muertos – la respondí mientras la abrazaba para intentar consolarla.
-     ¿Entonces……., nos marchamos, sin más?  -  me insistió Sofia.
-     No, debemos cerrar ese agujero antes de irnos, es peligroso que sigan saliendo poco a poco por el río. -  lo dije como si fuera fácil hacerlo.

Sofia y yo fuimos hasta la estación de los quitanieves, allí había varios vehículos que nos podían servir, pero ninguno de ellos conseguimos que arrancara.     Al final nos volvimos con tan solo una motosierra, con la intención de cortar algunos árboles y poder construir una presa con ellos.     Cuando corte el primer abeto y cayo sobre el río un gran estruendo alerto a todos los zombis del interior, lo que también provoco que aparecieran por el agujero del cuartel un goteo continuo de zombis que caían.   Algunos alcanzaban la orilla y con la motosierra los iba convirtiendo en picadillo.

-     Mira¡¡ - Grito Sofia,

Yo me gire pensando en otro podrido que habría alcanzado la orilla, pero Sofia estaba señalando con el dedo al interior del cuartel.  Una hilera de humo salía del interior.   Solo podían ser supervivientes que nos había oído y querían llamar nuestra atención.

-     Todavía queda gente viva¡¡¡¡ -  Grito Sofia con todas sus fuerzas.
-     Si – conteste sin mas, no salían mas sonidos de mi boca, era consciente de que un rescate era imposible, no teníamos medios y ese humo era un marrón tremendo.
-     ¿Como lo haremos, como los rescataremos? – me pregunto Sofia mientras saltaba de alegría y me abrazaba.

Yo, me quede un momento pensativo.   Las posibilidades de éxito eran tan escasas, se hiciera como se hiciera, que daba igual.   Mientras Sofia giraba a mi alrededor eufórica, abrazándome y besándome.

-     ¿Lo harás con una tirolina?, ¿con un túnel?,¿ entraras con un tanque? ¿Ya lo has pensado?
-     Lo haré de la manera mas sencilla  – conteste

La agarre entre mis mano y me recline sobre ella dándole un beso en la boca, luego la pedí que me esperara hasta que volviera y me fui a por mis cosas:  2 M-16,  2 Glock 9 mm, katana y por supuesto la motosierra.   Lo cogí todo, junto con una mochila hasta arriba de munición y me metí por el agujero que llevaba del río al interior del cuartel.

-     Alea jacta est – la grite a Sofia conforme me alejaba.

Salí del agujero pillando a los podridos desprevenidos, abrí fuego con los M-16, con disparos certeros en las cabezas de los que se encontraban más cerca de mi.    No tenia a nadie que cubriera mi espalda, por lo que avance hasta un muro, de tal forma que los viera venir y no me pillaran desprevenido.

   Durante varios minutos apuntaba, disparaba y recargaba sin dificultad, pero llego un momento que el numero de podridos era tan alto que ya no había tiempo de recargar.    Lance los fusiles a los que tenia mas cerca y arranque la motosierra, lo hice tan justo que en el primer viaje me lleve la cabeza de mas de 5 podridos que estaban prácticamente encima de mi.     Mientras duro la gasolina de la motosierra no hubo podrido que se acercara a mi, zombie que se acercaba zombie que desmembraba.   Luego saque las pistolas, ahora no tenia margen de fallo, ya daba igual esperarlos, avance por el patio disparando con las pistolas a las cabezas de todo lo que se movían, ninguno se acerco a menos de 10 metros.

 Cada vez quedaban menos podridos y estaba a punto de cantar victoria cuando me di cuenta que tampoco me quedaba munición para las pistolas.  Tan solo me quedaba mi katana y mi habilidad.

El tiempo pasaba y yo los mantenía a raya con la katana, pero después de tanto tiempo el cansancio empezaba a hacer mella en mi físico.   Mis movimientos se convirtieron en lentos e imprecisos con el pasar de los minutos.     De pronto un podrido apareció de la nada y tuve el tiempo justo de poner la katana entre el y yo, la espada quedo clavada en su estómago y el podrido aun así no se detenía, entonces tuve que soltar la espada,  fue la única opción que me quedo.   El podrido seguía avanzando hacia mi y yo ya no tenia nada con lo que frenarlo.

Un disparo sonó seco y al podrido le estallo la cabeza a pocos centímetros de la mía.  Mire de donde venia el disparo, era  Sofia, con uno de los M-16 en la mano, menos mal que no me había hecho caso cuando la ordene que me esperara y llego en el momento oportuno.   Mientras ella disparaba a todo lo que se movía, yo recupere la katana del cuerpo del podrido.

-     ¿Has traído los cargadores? – la pregunte cuando llego.
-     No quedaban, estas son las últimas balas. – me respondió.
-     No pasa nada, no creo que queden mas de un puñado de podridos – la anime yo.

Dicho esto se abrió la puerta de uno de los edificios y salió otra horda de zombis, mugrientos, harapientos y gritando como posesos.

-     Sofia, tenemos que correr – la dije cogiéndola de la mano.
-     Pero,  nos faltaba tan poco – me contesto mirándome a los ojos pero consciente de que no se podíamos hacer nada, eran demasiados.
-     Viva, Hurra, Salvados¡¡¡ -  eran los gritos que salían de la horda.

Sofia y yo nos miramos incrédulos, nos estaba engañando nuestra mente o esos zombis nos vitoreaban.   Los miramos más detenidamente  y nos dimos cuenta que a pesar de sus pintas de vagabundos, eran personas normales, humanos.    Habían estado viendo el combate desde las ventanas y salieron cuando vieron que vencíamos.  Tuvieron suerte de que no nos quedaran mas balas, si no los cosemos a balazos antes de saber quienes son.

Cuando se acerco a mí el militar al mando de las instalaciones para felicitarme, le entregue el pendrive con las órdenes.     Aunque yo pensaba que era una entrega testimonial, que esas ordenes ya no servían para nada.   El oficial se empeño en arrancar un equipo que tenían que funcionaba por energía solar para verlas.

Eran órdenes de evacuación, incluía todo el plan de traslado de los civiles al punto seguro de Haauro, 130 Km. más al norte.   Todos los puntos seguros de la zona habían recibido las mismas órdenes.   Así que a pesar de que ya habían pasado meses de la orden, habían tomado la decisión de intentar llegar, con la esperanza de que allí recibirían ayuda.

 La familia de Sofia no estaba entre los supervivientes del cuartel, no obstante estaba convencida de que habían partido hacia Haauro y allí estaban a salvo, esperándola.   Yo por mi parte quería seguir mi camino a San Petersburgo en busca de la mía.  Había llegado el momento de despedirnos.    Con tristeza vi como partía con el resto de la columna  hacia el norte, solo me quedo la imagen de sus ojos llorosos mientras me lanzaba un beso en la distancia.

2 comentarios:

  1. Hola muy buenas. Resulta que tengo un blog donde publico capitulos de una novela que estoy escribiendo. Si te interesa puedes pasarte a hecharle un ojo. Tambien puedo recomendar tu blog en el mio, si tu haces lo mismo. Enfin. En pos de mi buena fé, te estoy siguiendo de ante mano. Un abrazo y muchas gracias.

    http://eldiazero.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu colaboracion. Me ha gustado el enfoque sexual. Un mundo solitario, si es con una tía, se convierte en el paraiso jajajaj En la seccion de blogs recomendados de mi blog encontraras el tuyo. Mucha suerte con el comic y un abrazo!

    ResponderEliminar