martes, 31 de enero de 2012

LEMMINGS

Parecía que iba a ser otro tranquilo día en mi pos apocalíptica vida, solo en mi vehículo blindado, recorriendo un mundo donde la naturaleza había vuelto a reinar y los hombres nos extinguiamos lentamente.   Paré en un tranquilo paraje, estaba cansado, la verdad es que ya no me molestaba en tomar precauciones para ocultarme, no había de quien ocultarse, bueno eso pensaba yo, antes de despertarme y ver como mi vehículo blindado era transportado en una enorme grúa, lo primero que paso por mi cabeza, fue coger el M-16 y liarme a tiros.  Me sosegué y tome aire, lo mejor de momento era esperar y observar, mi modo de vida me había llevado a ver amenazas por todos lados y eso no tenía porque ser así

Después de cerca de una hora de camino, por carreteras secundarias, llegamos a una ciudad de aspecto medieval, estaba a una altura considerable a juzgar  por el rato que pasamos ascendiendo, tenia una gran muralla de piedra, torreones y hasta un castillo en la parte mas alta.  A priori tenia el tamaño de un pueblo, seguramente había aguantado a la horda zombie gracias a los muros, el tamaño y la distancia con los núcleos grandes de población.

Llevaron mi BMR a una especie de almacén, pudé ver otros vehículos militares y civiles estacionados, la mayoria chatarra.   La grúa paró y me descargó, debían de pensar que estaba vacío o abandonado cuando lo encontraron, porque en ningún momento trataron de comunicarse conmigo o forzarme a salir del interior. Iba a salir voluntariamente cuando aparecieron dos tipos con cortafríos y otras herramientas con las que forzar la puerta, era el momento de liarme a tiros o salir amigablemente.  

Cuando abrí la puerta todos los que estaban en el almacén giraron la cabeza con asombro.  Yo todo chulo salí con las manos en alto y saludè - ¿Donde se puede desayunar en este pueblo? -, la respuesta fue un montón de hombres con fusiles y herramientas  amenazándomè y corriendo como locos.

- Tranquilos que soy amigo -  Dije con un tono de voz tranquilo, no me apetecía que ninguno de esos vaqueros se pusiera nervioso y me volara la cabeza.   Disimulando la Bereta que llevaba escondida.
- !!Al suelo hijo puta¡¡, con las manos donde podamos verlas-  grito uno de ellos.   Mientras me tumbaba en el suelo, oía otros gritos, lucían nerviosos y muy desconcertados.
- Es un infectado hay que matarlo!!! - Se escucho una por encima de las demás voces.
- Pegarle un tiro en la cabeza es lo mejor - gritaban, todo eran lindezas, pensé que de esta no salia.
- ¿Como coño se nos a colado este tipo? - exclamo indignado otro.


Afortunadamente el que mandaba, parecía mas sereno que los demás y los tranquilizo.


- No parece que este infectado, !avisar a Sacha¡, le encerraremos.  Tu cabrón, levántate despacito y anda hacia la puerta, al menor gesto extraño te volamos la cabeza.- me indicaban apuntándome la cabeza con una escopeta.

Me llevaron hasta un cuarto sin ventanas,  con una puerta blindada cerrada desde fueraEsperando, analice la situación, los hombres de esta ciudad eran muy ariscos y paranoicos, lo que seguramente habría salvado la ciudad de la infección.   Pude ver que tenían huertos y animales domésticos, tanto dentro como fuera de la ciudad, tenían armas y vehículos y parecían bien organizados.  Aunque no eran muy profesionales, ya que ni me habían registrado. 

Un par de horas de espera y se abrió la puerta, dos tipos con trajes de protección BQN entraban en la celda, uno de ellos me apuntaba con una escopeta a la cabeza.
- Desnúdate, vamos a examinarte - dijo el que llevaba el arma.
- Como han cambiado las revisiones medicas desde que el mundo se ha ido a la mierda - no pude resistirme a soltar la gracia mientras me desnudaba, consciente de que si hubiera tenido una sola herida o marca de mordisco estaba jodido.  El otro tipo se me acerco, seguramente era medico,  me hizo una revisión total, cuando termino, diagnosticó - No esta infectado-.   Según salían de la habitación, me dijo el del arma, - Sacha te vera después de la cena. -  No se si por miedo a tocarme o por que falta de experiencia, no me encontraron ni la pistola ni el cuchillo.

Una hora mas tarde me trajeron algo de comer, cuando termine, como habían dicho me llevaron a un edificio que estaba en la plaza central, imagino que seria el Ayuntamiento, allí me condujeron hasta una sala donde se desarrollaba una especie de pleno, se escuchaban personas discutiendo acaloradamenteEsperamos junto a la puerta y uno de los hombres que me había traído se acerco a una mujer que parecia partia la pana en el pleno y la susurro algo al oído, ella asintio con la cabeza, la mire con detenimiento y su cara me trajo recuerdos de algunos meses atras.

[FLASHBACK]
Era un mes antes de la epidemia. Junto a dos de mis compañeros, teníamos que entrevistarnos con un político influyente  del país,  una mujer de nombre Sacha,  de buena posición en el gobierno y muy ambiciosaEl presidente del país se negaba a prolongar los contratos de explotación minera que tenia con el nuestro en exclusiva, lo cual era una catastrofe economica.  Nuestra mision consistia en convencer al presidente de que firmara, por las malas o por las peores, pero como el tipo era honrado y no estaba receptivo, no entraba en razón,  buscamos otro sistema, osea, otro presidente.   Ella era la persona elegida, era idónea, ambiciosa y con pocos escrúpulos, tenía una buena posición en el gobierno y lo que es mejor tenía un gran secreto, era lesbiana y le volvían loca las jovencitas, lo que nos daba la posibilidad de extorsionarla y manejarla.  

El día que lá hicimos la visita, yo simplemente me mantuve en un rincón guardando silencio, dejando a Sergi, uno de mis compañeros que hablará. Las posibilidades de que me recordara eran remotas, entre el tiempo que ha pasado y lo que hemos cambiado ambos en estos meses, era practicamente improbable que se acordara de mi. Además la reunión duro muy poco tiempo, ella fue fácil de reclutar, solo queria dinero y que la ayudáramos a eliminar al presidente del país de forma discreta, la elementa no se andaba con tonterías.
[/FLASHBACK]

De pronto un empujón me devolvió al presente, me llevaban a otra habitación cercana.
- Espera aquí - dijo el hombre que hasta ese momento me había vigilado. 

Me dejo en un despacho, grande y lujoso, contrastaba con lo austero del resto del edificio.  Se abrió una puerta lateral y entraron, primero ella, mayor, con mas arrugas, el pelo mas oscuro, ya no tendría un peluquero que le diera mechas diariamente, el resto igual, unos 50 años, bien conservada y elegante. Detrás  entro una chica joven, moreana, pelo largo, gafas de ver cuadradas, no creo que tuviera mas de 18 años, llevaba una libreta en la mano y tomaba las notas que Sacha la dictaba.  Luego dos hombres cerraban el grupo, debían de ser guardaespaldas.

- Hola, mi nombre es Sacha, soy la presidenta en funciones del país - , se presento con aires de grandeza 

- debo de informarle que hemos requisado su vehículo y todo lo que había en su interior. -   Entonces paro de hablar y se me quedo mirando fijamente. - ¿Nos conocemos? -
-  No – conteste secamente para evitar que mi acento me delatara.
-  Olga, Priz, salir todos del despacho, tengo que hablar con este hombre a solas - les ordeno a todos los que estaban en el despacho, que, con cara de sorprendidos, obedecieron y salieron.
Sabia que lo conocia,  soy muy buena fisonomista. – la habia subvestimado y me había cazado.
-  Si, veo que ya hemos conseguido el objetivo de hacernos con el control del país - conteste sarcásticamente mirando a mi alrededor.
-  Bueno no es como lo habíamos planeado, pero se podria ver así.   Me incomoda encontrarme gente que tenga tanto conocimiento de mi pasado - dijo abríendo un cajón y sacando una pistola.
- Si se trata de ver quien la tiene más grande, creo que gano yo - dije sacando la pistola que llevaba escondida.
- Deberías cambiar de jefe de seguridad,  tus hombres son un poco chapuceros - su cara era un poema.
-  No nos pongamos nerviosos, un hombre como usted me puede ser muy útil, necesito un jefe de seguridad que sepa manejar a estos paletos, únase a mí y forme parte de mi equipo. -   Como buena política se había reaccionado y se habia adaptado a la nueva situación.
- Me parece bien - , le dije, en realidad era aceptar o liarme a tiros con media ciudad, así que de momento estaba claro lo que me convenia.
 

Mi nueva posición de jefe se seguridad, me permitió moverme libremente por la ciudad, se llamaba “Nidoalto” era una ciudad medieval, situada en una cordillera rocosa, de aproximadamente 500 habitantes, no dejaban entrar a nadie de fuera, el armamento ligero era muy escaso, solo tenían unas cuantas pistolas, escopetas de caza y armas blancas, el arsenal que yo traía en el BMR era considerablemetne mejor y mayor que el suyo.  Sin embargo su parque móvil y armamento pesado si era espectacular, tenía varios vehículos ligeros, tres blindados y un tanque, lo que les daba una potencia de fuego envidiable, aunque la mayoría  eran vehículos que habían encontrado sin gasolina y munición.   Y la joya de la corona, un helicóptero MI-24 en perfecto estado, ideal tanto para el combate como para el transporte de tropas.    Me entere que el piloto había muerto y que el helicóptero llevaba sin despegar desde entonces, por supuesto, nadie sabia pilotarlo.   Era el momento de hacerle una visita a Sacha.

Obviamente no pedí audiencia, simplemente me colé en el castillo que lo utilizaba como residencia personalSu habitación estaba en la planta segunda, tenia un vigilante en la puerta que dejé durmiendo un rato.  Dentro estaba todo a oscuras, excepto una habitación en la que se veía algo de luz y se oían gemidos, me acerque sigilosamente, era una habitación enorme, en la cama bajo el dosel estaban Sacha y su secretaria Olga totalmente desnudas, haciendo lo que popularmente se conoce como tijeritas, ambas estaban con las piernas abiertas restregándose el clítoris en un movimiento frenético.    Yo como si fura un voyeur, las observe en silencio, excitado, mirando como pasaban de una postura a otra, en un ballet sexual, con posturas a cual más erotica, me mantuve mirando en silencio y disfrutando hasta que acabaron, sin interrumpirlas, luego salí de la oscuridad y dije.

-  Siento interrumpir, pasaba por delante y vi la puerta abierta.  Como escuche ruidos extraños decidí pasar - dije sonriendo.
-  Bastardo Hijo de puta, - grito Sacha mientras las dos tapaban su cuerpos como podian con las sabanasLa joven hizo ademán de apretar un botón que debía de ser de alarma, pero Sacha la paro.
-  Esta bien Olga déjanos solos, - dijo mas tranquilamente.  La chica se levanto de la cama desnuda y paso delante de mí con la cabeza erguida y la mirada desafiante.  A pesar de ser apenas un cría tenia un hermoso cuerpo, delgado del piel muy blanca, sin apenas senos ni vello púbico,  - traeré café – me dijo a la cara antes de salir.
-  ¿Ahora dime, que es lo que quieres? Imagino que si has venido a verme en plena noche, no es para hacerte una paja a mi costa. - Dijo en tono sarcástico.
-  El helicóptero, quiero el helicóptero, dámelo y no volverás a verme nunca.  Volveré a Rusia con él, a mi casa.
-  Te creía mas listo – hizo una mueca mirando a Olga con complicidad mientras esta le devolvía una sonrisa cómplice y servía los cafés. - Ese helicóptero no vuela desde hace meses, no tiene piloto, ni armamento y el poco combustible que tenemos lo necesitamos para los vehículos, ¿Por qué iba a dártelo a ti?
-  Este es el trato, yo me quedo con el helicóptero y tú con el BMR y todo lo que tiene dentro, armas, medicamentos, combustible.
-  Todo eso ya es mío querido – me interrumpió. Lanzándole otra risa sarcástica a Olga, que esta devolvió como si de un espejo se tratara, ya estaban empezando a tocarme los cojones.
-  Te hare una última oferta - la adverti en un tono mucho más amenazante. En ese momento un teléfono sonó ella
lo descolgó y me dejó con la palabra en la boca.

A partir de ese momento su cara fue un poema, era un catalogo de gestos,  incrédula, desencajada, furiosa, no faltaba ni uno.  Por la conversación que estaba teniendo, entendí  que una gran horda de podridos se dirigía a la ciudad,  hablaba de miles, quizás atraídos por las luces o por que presienten a las personas, seria uno de esos grandes grupos que se mueven aparentemente sin rumbo y por algún motivo estaba llegando aquí.  Hasta el momento solo habían llegado a la ciudad zombis solitarios o pequeños grupos, ahora se enfrentaban a la llegada de la horda.

Cuando colgó el teléfono, miro a Olga y la dijo.

-  Vístete rápido cariño, hay que abandonar la ciudad, esos bastardos de los SIEM lo han hecho, han atraído a la horda hasta nuestra ciudad, cogé el maletín de mi despacho y esperame en la sala.
-  ¿Quiénes son los SIEM? Yo podría sacarte en helicóptero y llevarte a otro sitio mas seguro-  interrumpí .intentando aprovechar la situación 
- Solo que el precio ahora ha subido - era mi pequeña venganza.

Ambas me miraron con cara de desprecio, no se molestaron en contestar y continuaron haciendo preparativos, querían escapar de la ciudad y seguramente ya tenian pensado un plan de huida, quizas fuera en mi BMR, lo cual era imposible pues yo lo tenia bloqueado.

-  Bueno si cambiáis de opinión y necesitáis un piloto de helicóptero, estaré en mi habitación. -  Sin contestar salieron corriendo, no importaba, no llegarían muy lejos.

De regreso a mi habitación, pude comprobar el pánico reinando en toda la ciudad, ya todo el mundo conociaa que una horda de miles de zombis llegaría en breve, estaban subiendo la montaña, por la carretera, estaban cercados.  Había algunas personas saqueando tiendas, otros  luchaban por hacerse con una gallina, parecia que les fuera la vida en ella.  Los animales los metían dentro de las casas, la desorganización era total, los pocos que estaban armados esperaban en la muralla.  No estaban preparados, no había ningún tipo de organización ni plan de contingencia, no podrían aguantar la horda mucho tiempo.

Yo esperaba tranquilamente en mi habitación, con un as en la manga, antes de salir del BMR, me había asegurado que nadie lo pudiera arrancar, no podrían escapar con el, con lo cual si la cosa se ponía fea, y no salía como tenia planeado tendría  mi BMR esperando.

Con el amanecer se oyeron los primeros disparos, ya estaban aquí los primeros zombis, entonces  recibí la visita que estaba esperando,  allí estaba Sacha, Olga y un par de sus guardias de seguridad.   Los hizo una seña para que esperaran fuera y ellas dos pasaron, sus caras lucian una falsa sonrisa, me resulto gracioso, las dos venían muy pintadas y maqueadas, Sacha con un escote hasta el ombligo y Olga con una falda poco mas larga que un cinturon, parecian dos putas baratas buscando cliente.

-  El helicóptero esta cargado de combustible,  será mejor que nos marchemos lo antes posible - dijo Sacha en un tono amable y conciliador.
-  La verdad es que he cambiado de opinión, lo mejor es quedarse a defender a esta gente y si nos llega el momento, afrontarlo con dignidad – conteste haciendo un poco de teatro.

  En sus caras empezó a reflejarse el nerviosismo y el pánico, no querían luchar, solo querían  abandonar el barco como ratas y no tenían como hacerlo.  Ahora estaban a mi merced.
-  Bastardo hijo de puta, te meteré un tiro en la cabeza, ¿que quieres? oro, joyas, coca, contesta ¿Qué es lo que quieres? - Sacha  gritaba desesperada acompañada por un coro de disparos de fondo, cada vez mas continuos, lo que aumentaba aun mas su nerviosismo.
-  Lo primero, antes de nada, os voy a dar una cura de humildad, - las dije mientras me desabrochaba el pantalón y me sacaba la polla. – Nos iremos de aquí cuando descargue las pelotas, no se puede volar con dolor de huevos -  Las dos mujeres no salían de su asombro. – Venga espabilar, la quiero limpia y brillante -.

Ambas se miraron atónitas, durante unos segundos no reaccionaron, luego Sacha se tiro al suelo protestando, como buena política era capaz de cualquier cosa por salvarse.  A Olga la costo mas, seguía de pie orgullosa, hasta que Sacha no la grito, no se arrodillo y empezo la felación.  Tenia una cara de odio, que yo no tenia muy claro si me la iba a chupar o a arrancar de un mordisco.   Así que allí estaban ambas a dúo, lamiendo mi huevos una y chupando la poya otra,  recibiendo su cura de humildad, al final me corrí en la cara de ambas,  por el morbo que me daba ver a las dos delante mía de rodillas con todo su orgullo y pretensiones, sumisas a mi merced haciendo cualquier cosa para salvar la vida.

Media hora mas tarde, yo estaba haciendo el check list del helicóptero, Sacha y Olga llegaron con dos pesadas maletas, los guardaespaldas contenian a la gente que estaba cerca para que no pudiera acercarse, fieles como perros, los iban a dejar tirados, pero hay seguían, haciendo el trabajo sucio.   Me elevé unos 50 metros y deje el helicóptero en estacionario encima del pueblo para hacer las últimas comprobacionesDe día y desde el aire pude ver la ciudad desde otra perspectiva, como antigua ciudad amurallada, estaba en una situación privilegiada para evitar asediosCon un río a la izquierda y un precipicio a las espaldas, los zombis se amontaban en el único acceso,  el muro oeste, que era donde estaba la puerta principal y la carretera que bajaba de la montaña.  Desde el muro y los torreones algunos hombres abatían cuantos zombis podían lanzandolos piedras, ya no les quedaba municion.  En ese momento se me ocurrió una idea, era una locura pero podía funcionar.


 Descendi lo mas posible hacia la horda, hasta situarme con el helicóptero a unos pocos metros de altura sobre ellos y asi captar toda la atención de los podridos que automaticamente puso su interes en nosotros.     Volé unos 100 m al oeste permaneciendo estatico a unos metros del suelo.    Mire a mis pasajeras que me gritaban furiosas sin explicarse que estaba haciendo, entonces saque la pistola mi P99 y apuntándolas a la cabeza las dije.

- Vais a tener la oportunidad de hacer algo por vuestros ciudadanos y remediar todo el mal que habéis hecho. Estaré con el helicóptero en el borde del desfiladero que hay al sur esperando que llegueisSi sois lo suficientemente rápidas, llegareis antes de que os coja la horda y os salvareis, yo os estaré allí esperando.    Si no sois rápidas, ha sido “un placer”

Hasta que no amartille la pistola no bajaron del helicóptero, el plan era sencillo, habíamos llamado la atención de la horda, ellas serian el cebo que debía llevar a los podridos hasta el desfiladero, una vez allí, los esperaríamos a un par de metros del borde, si su comportamiento era como yo esperaba, su instinto los haría intentar alcanzar el helicóptero y se despeñarian por el precipicio como lemmings.

Lo que pasa es que los planes son mas fáciles sobre el papel que sobre el terreno y más si el éxito depende de dos mujeres asustadas a las que has obligado a ser el cebo de una horda furiosa de zombis, así que yo me elevaba y veía como en vez de correr en dirección al desfiladero se quedaban inmóviles abrazadasLa horda se las acercaba cada vez mas.    “Estas jodidas no sirven ni de cebo” pensé.   Afortunadamente cuando los primeros zombis estaban a punto de alcanzarlas, unos disparos desde la muralla de la ciudad abatieron a los zombis y ellas reaccionaron, salieron corriendo por fin.   Era increíble ver a las dos mujeres corriendo delante de cientos de zombis a lo largo de la muralla, que las animaban y jaleaban como si fuera un espectáculo deportivo.    Al final llegaron al precipicio donde yo las esperaba, con el helicóptero en el aire, suspendido sobre el precipicio a un metro del borde.  Las dos alcanzaron jadeantes el helicoptero, maldiciéndome entraron al interior,  entonces me separe un poco mas del borde, lo suficiente para que los zombis nos pudieran ver bien, pero no nos pudieran alcanzar, mi plan salió de mil maravillas, según iban llegando caían al vacío despeñándose al intentar cogernos, en cinco minutos solo quedaban los aislados y perdidos.

Era el momento de marcharme, acerque el helicóptero a un torreón y las pedí amablemente que bajaran (pistola en mano), no se negaron, tan solo pusieron interés en sus baules. Coloque el freno a la palanca del colectivo para que no se moviera el aparato y tire los baúles fuera del helicóptero, cayeron a plomo  desparramando su contenido por el suelo, además de ropa estaban llenos de armas, oro y joyas.   No creo que a la gente de la ciudad le hiciera gracia ver lo que se llevaban.

Por fin yo estaba volando rumbo a casa, sabia que tendría que hacer unas cuantas paradas mas, con peligros y sorpresas, pero ahora tenia una manera de llegar a mi destino. 

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